Viralisados: la alegría contagiosa de la eterna Virus, desde una voz familiar

La banda de Federico Moura, sobrino de los reconocidos hermanos Moura, recupera la esencia del mítico combo local

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Más que programarse, sobre escena, Federico Moura canaliza a Federico Moura: el sobrino del mítico frontman canta al frente de Viralisados, banda que se presenta mañana en La Plata para recorrer los clásicos de Virus, y que cuenta con Mario Serra, baterista original de la formación; y más allá del parecido (la genética hizo su trabajo) hay algo en el caminar y en la forma de cantar de aquel Federico que éste transmite, como un médium.

Y no es que el Federico de Viralisados imita al Federico de Virus: en diálogo con EL DIA, Moura explica que a su tío fallecido en 1988 lo trató poco, entregado a la música como estaba y de vida fugaz, aunque sí guarda recuerdos (fotos, púas, anillos y, en especial, una muñequera de cuero con hebillas), aunque sí lo vio mucho, seguidor ávido de la banda que marcó su adolescencia. Nacido en 1971, Federico creció viendo a Virus: “Fue la banda sonora de mi adolescencia”, se ríe.

Moura “sobrino” nació en 1971: hijo de Jorge Moura, el mayor de los hermanos Moura, que en el verano de 1977 fue secuestrado en la casa familiar de La Plata luego de involucrarse con el ERP. Federico solo tenía 6 años.

Creció entre tíos y abuelos, y fueron justamente sus tíos los que arrancaron, algunos años después, con Virus. Un ambiente “fantástico”, define Moura. “Quizás no tuve la oportunidad de curtir tanto a mis tíos como familia, porque ellos ya en el 82 empiezan a despegar, y un músico está siempre metido en la suya. Pero pude curtirlos mucho desde la parte musical, fui a muchos shows, empezando por un recital en el Country de Estudiantes”, cuenta.

Moura los vio en el Ópera, presentando “Wadu Wadu”, y estuvo en los tres Obras en los que se grabó “Virus Vivo”. También, estuvo allí la última noche que Federico “tío” subió al escenario. Estaba “de casualidad”, dice, pero seguro fue el destino. Para entonces, Moura “sobrino” ya tenía banda propia “y Julio siempre me prestaba un pedal. Pero como él tocaba el sábado, me dijo que vaya al show y después me lo daba. Fui sin saber que ese iba a ser el último show de Federico. Tampoco sabía que estaba enfermo: me contaron casi a días de su muerte”, recuerda.

Días de backstage

De aquellos días de backstage, Federico recuerda pocos cruces con Federico. Pasaba bastante tiempo con Julio, que vivía frente a lo de sus abuelos, donde Federico ”sobrino” a menudo almorzaba, antes de cruzarse a tocar y charlar con el tío. Algún día lo atendió Federico “tío” y “yo no sabía ni qué decirle: estabas en frente de un tipo que salía en todas las revistas”.

Pero sí lo vio mucho sobre escena: “Era magnético, no podías dejar de mirarlo: desparramaba multitudes con solo pasar, no necesitaba arengar, levantar las manos. Y era un desplazamiento sin caminar, iba como en el aire: de una elegancia pocas veces vista”, cuenta Moura, y recuerda que para él Federico caminaba como en esas películas donde suben a alguien a un carrito para generar un efecto de desplazamiento onírico.

El apellido (¡y el nombre!) le pesó alguna vez, más joven. “Cuando se me han cerrado puertas o no me salían mis movidas, pensaba si no sería una mochila que llevo. Es como tener que rendir un examen: ya hubo un Federico Moura, ¿a ver, vos?”, explica, y revela que a punto de firmar con Sony, en los ‘90, llegaron a decirle si no se podía cambiar el nombre, porque “era muy fuerte salir a los pocos años con el nombre Federico Moura”.

Pero “ahora ya me saqué esa mochila. Decidí que quizás no podía vivir de la música, pero que la música iba a vivir conmigo toda la vida: soy un artista”, afirma Federico, y allí una de las claves para aceptar ser parte de Viralisados, la banda que vuelve a Virus y un proyecto que apareció en su vida cuando “estaba casi retirado del rock”.

Además, “nunca salí a tocar temas de Virus, salvo alguna convocatoria especial, un homenaje”, explica. Pero la propuesta, que nació paulatinamente, lo terminó por convencer.

Todo comenzó con Jorge Lescano, guitarra y producción de Viralisados que trabajaba con Mario Serra, batería de Virus. “Yo quiero tocar Wadu Wadu con vos”, le decía, y “lo que empezó como un chiste, terminó haciéndole parar la oreja a Mario: el no había vuelto a tocar los temas de Virus y le empezó a cerrar. Tenía los músicos, había estado laburando en muchos proyectos y tenía la idea del equipo que podía ser parte de esto. Pero le faltaba el cantante”, dice Moura.

“Ahí entro en escena yo”, se ríe. Por entonces, cosas del destino, unos amigos lo convocaron para armar un tributo a Virus, que finalmente pusieron en marcha. Iba a ser una fecha, fueron cuatro, y en una... no había baterista. Le pidieron a Federico que llame a Mario, y aunque al principio dudó, “algo me decía que lo tenía que llamar”. Cuando lo llamó, se enteró de que Serra lo estaba buscando a él para un proyecto, que sería, claro, Viralisados.

El combo, que prepara material propio para 2019 (“vamos teniendo un sello propio”, dice Moura), cerrará un año de gran éxito, que los vio subirse al escenario de ND Ateneo, mañana en el Teatro Metro, desde las 21, con la presencia de Quique Mugetti, bajista original de Virus, y Ricardo Serra, que participó hasta el tercer disco de la banda. Viralisados presentará además una puesta cuidada hasta el detalle (vestuario, peinados y toda la bola) aunque, explica Moura, “divertirse es el fundamento nuestro para llevar a cabo este proyecto”

Seguro, quizás no es una buena época para la fiesta, aunque, dice el frontman de Viralisados, “la gente tiene ganas de ver música, de salir, aunque tiene que optar: o pago el gas o voy a un recital con la familia”.

“Está todo muy enrarecido, muy violento, la gente muy ansiosa, con el deterioro económico, o que cuesta vivir. Lleva a todos a desahogarse, por un bocinazo se matan a trompadas, canalizando la bronca por algún lado. Estaría bueno que la puedan canalizar en la música, la obra de Virus un poco encarna eso: por algo cantaban que ‘a la vida hay que hacerle el amor, sin drama con locura y pasión’. Y si nosotros podemos arrimar un poquito de esa alegría, bienvenido sea”.

 

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