El acceso universal al agua y el saneamiento

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Por MIROSLAV LAJČÁK (*)
Presidente, Asamblea General de la ONU

Al iniciar el septuagésimo segundo período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas puse énfasis en nuestro objetivo común: la paz y una vida decente para todas las personas en un planeta sostenible. Un elemento muy importante es el acceso universal al agua y al saneamiento. Igualmente importante es el saneamiento, cuya falta afecta negativamente a nuestra calidad de vida y se cobra la vida de millones cada año. Una cosa es clara: todos compartimos el objetivo común de lograr el acceso universal al agua y al saneamiento. Hemos recorrido un largo camino hacia el logro de este objetivo pero tenemos todavía mucho más por recorrer. El agua atraviesa cada una de las prioridades de las Naciones Unidas. La falta de acceso al agua y al saneamiento puede deshacer el progreso realizado en las áreas de desarrollo, dignidad humana y paz y seguridad. La pregunta apremiante es: ¿cómo podemos enfrentar el desafío existencial de asegurar el acceso al agua y al saneamiento para todos de una vez por todas?

Me gustaría reflexionar sobre tres cosas: todavía existen muchos problemas en el acceso al agua y al saneamiento; hemos recorrido un largo camino combatiendo estos problemas; y tenemos mucho más trabajo por hacer. El lanzamiento del Decenio Internacional para la Acción, “Agua para el Desarrollo Sostenible 2018-2028” nos impulsará a alcanzar mayores logros.

Las estadísticas son alarmantes. En 2015, 844 millones de personas no tenían acceso a agua potable. Más de 2.300 millones de personas no tenían servicios básicos de saneamiento y 892 millones practicaban la defecación al aire libre.

Para las personas en su vida diaria, especialmente los más vulnerables, estas cifras se traducen en privaciones, inseguridad y pérdida de medios de subsistencia. Por ejemplo, los niños están muriendo de enfermedades completamente prevenibles, como resultado del agua y el saneamiento de baja calidad. La diarrea es la segunda causa de muerte en niños menores de 5 años.

La frecuencia y la gravedad de los desastres relacionados con el agua están aumentando drásticamente. La ONU estima que para mediados de siglo, cerca de 4 mil millones de personas -que representan alrededor del 40% de la población mundial- vivirán en cuencas con estrés hídrico.

A pesar de estas alarmantes proyecciones hemos logrado algunas mejoras. Desde los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que establecieron como meta reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a agua potable al reconocimiento de la Asamblea General del agua y el saneamiento como un derecho humano, las Naciones Unidas han colocado las bases principales de esta cuestión.

Y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha dedicado un objetivo específico a esta cuestión, el ODS 6: garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.

La Asamblea General proclamó de manera unánime el período de 2018 a 2028 como el Decenio Internacional para la Acción, “Agua para el Desarrollo Sostenible”, que inició en el Día Mundial del Agua, el pasado 22 de marzo. Es una oportunidad importante para que la comunidad internacional reitere su compromiso de alcanzar metas y objetivos relacionados con el agua. A lo largo de la década, nuestro enfoque debería estar en las personas. La verdadera medida de la relevancia de las Naciones Unidas es el cambio significativo que ella aporta a las vidas de las personas en todo el mundo. Tenemos las herramientas para lograr el acceso universal al agua y al saneamiento. En algunos casos, las herramientas deben ser fortalecidas; en otros, simplemente necesitamos usarlas. entro de la ONU, el agua y el saneamiento se abordan de manera fragmentada y con una pobre coordinación.

Mientras que la cooperación a nivel internacional sigue siendo importante, los gobiernos poseen la principal responsabilidad de satisfacer las necesidades de agua y saneamiento de sus poblaciones.

Es importante destacar que debemos movilizar el financiamiento para la infraestructura y la construcción de capacidades para el acceso al agua y al saneamiento. Las fuentes financieras tradicionales, incluida la asistencia oficial al desarrollo, no son suficientes, aunque son fundamentales para muchos países en desarrollo.

Finalmente, la prevención de los conflictos relacionados con el agua es esencial. Las Naciones Unidas, los gobiernos y todos los actores interesados tienen la obligación de satisfacer las necesidades de la gente sobre los objetivos y metas relacionados con el agua. Estoy comprometido a mantener este impulso hasta su cumplimiento.

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