La gobernadora, a la hora de apagar incendios

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Por MARIANO PÉREZ DE EULATE
mpeulate@eldia.com

María Eugenia Vidal se dedicó ayer a apaciguar -o al menos intentarlo- los frentes de conflicto más importantes que tiene abierto su gobierno. Uno: se sentó cara a cara con los representantes de las entidades rurales de la Provincia, algo que le venían reclamando los chacareros hace meses. Dos: citó a los maestros para el miércoles 4 de abril, un día antes del paro decretado por los gremios estatales más combativos, entre los que se cuentan justamente los docentes, en rechazo del “techo” del 15% de aumento salarial que el Estado bonaerense propone en la paritaria.

Intentará desactivar la protesta de los maestros, la que más le preocupa, o al menos buscará que el gran público la vea intentando mantener a “los chicos en las aulas”. Desde ayer, Vidal soporta la presencia de una carpa blanca pluri-sindical en las puertas de su despacho, en plena Plaza San Martín de La Plata.

La instaló, precisamente, el arco de gremios estatales más combativos (ATE, Cicop, Judiciales, maestros) con la obvia intención de explotar la simbología que remite a la ya legendaria lucha docente de la década del 90 frente al Congreso. La carpa visibiliza el conflicto salarial. El año pasado, el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta también fue objeto de esta metodología de protesta.

Ya se dijo en este diario: salvo que la Casa Rosada le otorgue un visto bueno para ampliar la oferta del 15% de aumento a estatales, que es la pauta anual de inflación fijada por el Banco Central, difícilmente la gobernadora pueda ofrecer una oferta superadora después de la Semana Santa. Ayer se hablaba de contactos inminentes, durante el fin de semana largo, entre funcionarios provinciales y la jefatura de ministros nacional para explorar alguna posibilidad de mejora real.

Un factor de presión en contra de esta hipótesis es que muchos gremios del sector privado, la mayoría con gran número de afiliados, viene cerrando sus acuerdos paritarios en un 15% con cláusula de revisión de la inflación en el segundo semestre, tal como pretende el gobierno del presidente Mauricio Macri.

Funcionarios provinciales tomaron nota ayer de la decisión del gobierno de la provincia de Santa Fe de cerrar la paritaria con estatales y docentes por decreto del Poder Ejecutivo. Esto es: de manera unilateral. En ese caso, el alza interanual decidida por el gobernador Miguel Lifschitz fue de 18%, un porcentaje ofrecido y no aceptado por los gremios durante las negociaciones. ¿Se evalúa lo mismo para Buenos Aires? Nadie en La Plata lo confirma, pero tampoco ninguna fuente oficial lo descarta.

Con los ruralistas, con quienes se reunió en Bragado, la cosa es diferente. Entre otros motivos porque se trata de un sector social, con presencia fuerte en las ciudades del interior provincial, que podría definirse como votante natural de Cambiemos. ¿Para qué estar mal con los propios?”, se preguntaban ayer en oficinas de la gobernación.

Las entidades del campo venían disconformes, sobre todo, por dos cuestiones. La primera es la forma en la que el gobierno provincial manejó la cuestión de la emergencia por la reciente sequía y, antes de eso, por la ráfaga de inundaciones que sufrieron los campos. Sienten que el vidalismo “llegó tarde”, según la descripción de una fuente del sector a EL DIA. La segunda tiene que ver con el aumento del no menos del 50% del impuesto inmobiliario rural, que hizo más pesada la carga tributaria para los productores rurales.

Vidal había visto venir el descontento durante su visita a una tradicional feria agropecuaria organizada por el establishment del sector rural. Después de ese evento, y acaso agigantado por el malhumor que exhibió la gobernadora en la intimidad por los reclamos recibidos, creció el rumor de que el ministro de Agroindustria, Leonardo Sarquís, tenía los días contados.

A favor del funcionario hay que decir que las cuestiones impositivas no las deciden en su cartera sino en el ministerio de Economía y, posteriormente, son votadas por la Legislatura. El rumor sobre la salida de Sarquís parece haberse apaciguado, aunque no desaparecido del todo.

En verdad Vidal no habló ayer de retrotraer la cuestión del aumento de impuestos pero sí se comprometió a buscar algún tratamiento diferenciado para los productores afectados por los desastres climáticos, a apurar obras de infraestructura en caminos rurales y a utilizar el Banco Provincia como agente de créditos blandos.

Los ruralistas quedaron conformes. Los vidalistas se fueron reflexionando respecto a cómo evitar futuras tensiones con un sector, se repite, relativamente afín a la gobernadora.

 

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