Lula no se entregó y tiene a Brasil en vilo, entre versiones encontradas
Edición Impresa | 7 de Abril de 2018 | 01:26

SAO BERNARDO DO CAMPO
Luiz Inácio Lula da Silva desafió a la justicia brasileña y se mantuvo atrincherado en el sindicato metalúrgico donde forjó su carrera, en las afueras de San Pablo, mientras su defensa libraba una frenética batalla para evitar su encarcelamiento, pese a los reiterados rechazos a cada una de estas presentaciones por parte de la Corte Suprema.
Lula optó por el silencio y no aclaró si se entregará en las próximas horas, aunque la policía ha admitido que “no hay condiciones” para detenerlo, al menos durante la noche y la madrugada de hoy, mientras se especulaba que podría entregarse en el transcurso de la mañana, tras una misa en conmemoración del año de la muerte de su esposa Marisa Leticia que se cumple hoy.
Previamente el abogado defensor de Lula aseguró que el ex presidente de Brasil no se resistirá al arresto, aunque en declaraciones al diario Folha de Sao Paulo, el letrado José Roberto Batochio afirmó que Lula no “irá pisoteado al matadero” y en lugar de ello se entregará a las autoridades “por su libre voluntad”.
Al mismo tiempo, en un mensaje por Twitter, el ex mandatario expresó: ”La lucha continúa.
El clima de extrema tensión en torno al sindicato metalúrgico de San Pablo se vio agravado debido a manifestaciones y cortes de rutas que se producían en forma simultánea en distintas ciudades de Brasil.
Lo que llevó a la Policía Feeral a desistir, al menos en las próximas horas con llevar adelante el arresto solicitado por el juez Sergio Moro.
Moro emplazó el jueves a Lula a entregarse hasta las 17:00 de ayer (la misma hora en Argentina) y comenzar a cumplir la condena de 12 años que arrastra por corrupción y lavado de dinero.
Sin embargo, el ex presidente permaneció durante todo el día recluido en la sede del sindicato metalúrgico, su cuna política, donde se concentraron de miles de simpatizantes.
“VAMOS A LA LUCHA”
Las proclamas “no lo van a detener”, “vamos a la lucha” y “Lula, guerrero del pueblo brasilero”, retumbaron frente a la sede del sindicato al momento en que se cumplió el plazo para concretar su arresto.
Cinco segundos antes de que expirara el plazo, miles de voces entonaron la cuenta regresiva mientras Lula continuaba en el sindicato, donde pasó la noche al amparo de la cúpula del Partido de los Trabajadores (PT) y de familiares y amigos.
El PT había anunciado discursos públicos del ex presidente, pero Lula no abandonó el edificio y su defensa emprendió una batalla legal contrarreloj para presentar hábeas corpus en un intento desesperado por evitar su ingreso en prisión. Ninguno de los recursos fue aceptado y los abogados llegaron a solicitar una medida cautelar ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El desacato de Lula no ha impedido que su defensa avanzara en las negociaciones con la Policía Federal sobre la entrega, según fuentes policiales y próximas al ex presidente.
La orden de detención del juez Moro “tiene que ser cumplida”, pero “no a cualquier costo”, admitió el viernes el presidente de la Federación Nacional de los Policías Federales (Fenapef), Luís Antônio Boudens.
En medio de múltiples rumores, la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, rechazó que Lula negocie su entrega.
Aunque durante toda la jornada se han multiplicado las especulaciones, allegados a Lula han sugerido que se niega a ser trasladado a Curitiba, donde el juez Moro ha dispuesto que comience a cumplir su condena, y habría exigido entregarse en San Pablo o en Sao Bernardo do Campo, donde cuenta con apoyo popular y tiene además su residencia particular.
En Curitiba, Moro había dispuesto una celda de 15 metros para el ex presidente, que no coincidiría con otros reclusos vinculados con la trama de corrupción en Petrobras y cuyas delaciones habrían sido definitivas para su detención.
Hace semanas que se venía preparando la celda y Moro tardó apenas 20 minutos el jueves en dictar el auto de prisión contra Lula por considerar probado que se benefició de un departamento en la playa a cambio de favorecer a una constructora con contratos públicos ligados a Petrobras. (AP, EFE, AFP y TÉLAM).
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