Enfoques opuestos para Teherán y Pyongyang

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Josh Lederman

Agencia AP

WASHINGTON

Donald Trump tendió una mano a Corea del Norte mientras apartaba a Irán con la otra.

La dramática retirada de EE UU del acuerdo nuclear fue la imagen más vívida hasta la fecha de cómo los impulsos e instintos caprichosos del mandatario tienden a llevarlo en direcciones contradictorias.

Sus predecesores han seguido enfoques enfrentados en asuntos complicados, pero rara vez de forma tan abierta y pocas veces en el devenir de un mismo discurso.

Trump calificó al gobierno iraní de “régimen de gran terror” al revelar que Washington abandonará el pacto que promovió hace sólo tres años, en 2015, durante la gestión de Barack Obama. Después anunció que envió al secretario de Estado, Mike Pompeo, a Pyongyang para sentar las bases de su histórico encuentro con el dictador Kim Jong-un, a quien hace poco describió como “muy honorable”.

En un discurso en la Casa Blanca, se mostró optimista con que EE UU se una a aliados y potencias mundiales para “lograr un futuro de gran prosperidad y seguridad para todo el mundo”.

Este era justo el plan cuando EE UU negoció en 2015 el histórico pacto con Teherán.

Con una minuciosa persistencia, el antecesor de Trump juntó a Gran Bretaña, Alemania y Francia -aliados de Washington- con sus rivales Rusia y China para alcanzar un acuerdo por el que Irán accedió a someterse a intensas inspecciones y estrictas limitaciones nucleares.

¿Cuál es entonces la diferencia entre el acuerdo que Trump rompió con Irán y el que busca con Norcorea? Que se haya firmado en el mandato de Obama.

“Obama está orgulloso del acuerdo con Irán, entonces Trump quiere hacerlo fracasar. Así de simple”, concuerdan varios expertos.

Al exponer sus quejas sobre el pacto iraní subrayando que es un peligro para la paz mundial, Trump estableció los límites para cualquier posible acuerdo futuro con Pyongyang. Trump deberá exigir a Norcorea que suspenda por completo el enriquecimiento de uranio y permita a los inspectores de la ONU entrar en sus bases militares. Corea de Norte, al contrario que Irán, ya tiene una bomba nuclear y material suficiente para elaborar docenas más. Y su desarme será más difícil de verificar que el de Irán, según expertos.

 

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