Maduro busca un nuevo mandato, en unas elecciones muy cuestionadas

El presidente chavista es favorito para ser consagrado para el período 2019 - 2025. Sin embargo no se descarta un alto abstencionismo. También partidos opositores y numerosos países rechazarían el resultado

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CARACAS

Poco más de 20 millones de venezolanos podrán ir hoy a las urnas para una elección presidencial clave para Nicolás Maduro, bajo creciente presión de Estados Unidos y otros gobiernos que respaldan el boicot de la oposición, quienes ya anunciaron que desconocerán los resultados.

En medio de una gran apatía los venezolanos están llamados a elegir, en una sola vuelta, al presidente para un mandato de seis años que iniciará en enero de 2019, pues los comicios -tradicionalmente en diciembre- fueron adelantados por el oficialismo.

Maduro es favorito aunque 75% de los venezolanos rechaza su gestión, en medio de una profunda crisis económica. Según analistas, el Presidente se beneficia del control social e institucional -incluido el militar-, y la fractura de una oposición cuyos principales líderes y partidos fueron inhabilitados.

De esta forma las principales incógnitas de las eleciones de hoy pasan por qué porcentaje del padrón se abstendrá, en respuesta a un llamado en ese sentido de la mayoría de la oposición y del puro descreimiento que generó el proceso, y cómo reaccionará la comunidad internacional.

GRAN ABSTENCIÓN

Como pocas veces ocurrió en el país, en la votación presidencial existen posibilidades de que el índice de abstención sea mayor al que logre el ganador de la contienda, seguramente Maduro, que expresó su confianza en que el oficialismo logre unos 10 millones de votos.

Heredero del fallecido Hugo Chávez, Maduro es el candidato del Polo Patriótico Simón Bolívar, que integran, entre otras fuerzas, los partidos Comunista, Socialista Unificado Venezolano, Patria para Todos y Somos Venezuela, y tendrá a tres rivales de fuerzas menores que evaluaron que no convenía dejarle todo el escario electoral al oficialismo.

El ex militar y ex gobernador Henri Falcón, candidato de Avanzada Progresista, una sector de Copei y el MAS; el ex pastor Javier Bertucci, postulado por Esperanza para el Cambio; y el ingeniero Reinaldo Quijada, de Poder Popular 89, serán quienes buscarán imponerse a Maduro o, al menos, ocupar el lugar de una opción electoral válida.

Los comicios se dan en medio de una severa crisis social y económica, que el Ejecutivo atribuye a una “guerra” económica de empresarios y Estados Unidos, y que ya generó un importante éxodo de ciudadanos a otros países de la región.

Las elecciones fueron convocadas por la Asamblea Constituyente, en funciones desde agosto pasado únicamente con representantes del chavismo y convertida en poder supremo del país, aunque luego el Consejo Nacional Electoral (CNE) modificó la fecha.

La decisión de la justicia de impedir presentarse a varios de los principales dirigentes de la oposición, la prohibición de que exista como tal una boleta de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) -que agrupa a casi todo el antichavismo- la mayoría chavista en el CNE y el uso del aparato del Estado en favor de Maduro fueron los argumentos de la oposición para decidir no competir. La MUD fue aún más allá: llamó a la abstención en una serie de actos y concentraciones en los que promovió la idea de “no convalidar el fraude”.

No es la primera vez que usa ese mecanismo: en las parlamentarias de 2005 también llamó a no sufragar. Aunque sí es la primera ocasión, desde que se instauró la democracia en 1958, que un grupo político de peso decide no impulsar a un candidato para una compulsa presidencial.

Como la alianza se fracturó de hecho ante la decisión de algunas fuerzas de participar, el resto de la coalición, junto a la Iglesia católica y organizaciones estudiantiles y sindicales y sociales, lanzaron el Frente Amplio Venezuela Libre.

Paradójicamente, una baja participación podría favorecer a Maduro, porque el gobierno controla un piso de votantes de al menos 4 millones de votos, según los analistas, y tiene la estructura del Estado a su favor.

Los analistas consideran que estos comicios se dan en un escenario inédito y no arriesgan pronósticos sobre cuánta gente puedo ir a las urnas.“Nunca habíamos tenido una elección donde una parte importante de la oposición se fractura: una llama a la abstención y otra al voto con desconfianza”, enfatizó Luis Vicente León, titular de Datanálisis. (TÉLAM, EFE, AFP y AP)

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