Fuenteovejuna, Lope de Vega y la basura callejera

Si las calles son la viva imagen de lo que somos, lejos está la Ciudad de poder considerarse como un ejemplo de respeto y urbanismo.

¿De quién es la culpa?, podríamos preguntarnos y seguramente, como en la obra de Lope de Vega, un coro de vecinos no dudaría en responder: “De Fuenteovejuna, señor”.

La Plata, y en especial su casco céntrico, es un ciudad sucia sin que hasta el momento haya aparecido un iluminado capaz de solucionar un problema que ya parece endémico.

Y lo que es más grave, es que tampoco se perciben en el horizonte ejemplos como para imitar.

No hubo a lo largo de los últimos años campaña de concientización alguna, ni del gobierno municipal, pero tampoco de las cientos de ONG ambientalistas que funcionan en la Ciudad.

El caso del llamativo estado de abandono de los casi nulos cestos callejeros para la basura es apenas un botón (muy visible) de la triste muestra.

Ya se sabe que estamos en tiempo de crisis y de recortes de gastos, pero dos o tres aros de metal, con una bolsita de residuos instalados por cuadra, al menos en el microcentro, no deben significar un costo tan elevado. A menos que decidamos que nos gusta vivir entre la basura, claro está.