Una mala anécdota: Connie Ansaldi y el (triste) día que conoció a Luis Miguel

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Sabido es que Luis Miguel pasó por varias adicciones a lo largo de su agitada vida. Con la fama y el éxito llegaron a la vida del cantante las fiestas, las mujeres y la bebida.

Connie Ansaldi recordó una anécdota personal que lo pinta de cuerpo entero: “Corría el año 1999. No recuerdo bien el mes, sí recuerdo que hacía calor. Él venía a Argentina a cantar y yo, al igual que muchos de ustedes, lo amaba incondicionalmente”.

Ansaldi contó, paso a paso, cómo fue el encuentro en su cuenta de Twitter, en su rol de notera de espectáculos.

“No sabía ni qué ponerme. No se olviden que era el Luismi de los ‘90 post ‘Romance’: el pico máximo de su fama. Adorado, amado, ¡y ahí estaba yo a punto de conocerlo! Llegué al restaurante antes que nadie. Me senté en una mesa con varias modelos, entre ellas, Moira Gough”, recordó Connie.

Por lo que relató, llegaron al sitio tres camionetas polarizadas en la puerta y bajó la estrella “bronceado, de traje negro y camisa blanca impecable, mi ídolo”, lo describió ella.

“Se sienta en la mesa y empieza a hablar. No come. Sólo bebe champagne. Uno tras otro. Yo lo miraba todo en cámara lenta. Totalmente hipnotizada por sus dientes separados y sus ojos caídos de mirada sexy y triste. Se reía. Se pasaba la mano por el pelo”.

La periodista narró que las copas tenían una frutilla en el fondo y que el mexicano la s besaba al terminar cada una.

Ansaldi se decepcionó a medida que “Luis Miguel fue mutando”. Para ella, el punto límite fue “cuando quiso pararse no pudo hacerlo solo. Dos de sus asistentes tuvieron que ayudarlo para ir al baño. Se caía. Quería hablar y no podía: balbuceaba. El alcohol o quien sabe qué, había hecho mella en él”.

 

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