Renunció el cura argentino que se desempeñaba como secretario privado del Papa

Monseñor Fabián Pedacchio dejará su cargo tras casi siete años de servicio, en una decisión tomada “hace tiempo”, indicó el Vaticano

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CIUDAD DEL VATICANO

El secretario personal del papa Francisco, el monseñor argentino Fabián Pedacchio, ha decidido abandonar su cargo próximamente después de casi siete años de servicio, según confirmó el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Se trata de una decisión tomada por Pedacchio “desde hace tiempo” por pensar que esos puestos deben ser “un servicio temporal”, señaló el vocero en el portal oficial de noticias “Vatican News”.

Pedacchio, bonaerense de 55 años y experto en Derecho Canónico, trabaja desde 2007 en la Congregación para los Obispos, aunque el papa Jorge Bergoglio recurrió a sus servicios tras ser elegido en el cónclave de marzo de 2013.

Francisco cuenta con dos secretarios, su compatriota Pedacchio y el sacerdote egipcio Yoannis Lahzi Gaid, y ambos aceptaron el cargo “como agregado a las funciones anteriores, a las que pueden volver a tiempo completo”.

De este modo Pedacchio podrá dedicarse completamente a la mencionada Congregación.

La noticia trascendió mientras el papa Francisco está de viaje apostólico en Japón, un periplo que también lo llevó previamente a Tailandia y que concluirá hoy martes.

Pedacchio ha sido uno de los más estrechos colaboradores del pontífice argentino desde el inicio de su papado, siempre de forma discreta, y su decisión de dejar el cargo rompe con la tónica de que los secretarios acompañen al Santo Padre durante todo su ministerio.

Fue el caso de monseñor Georg Gänswein con Benedicto XVI, a quien aún acompaña en su retiro, compaginando esa actividad con sus tareas como Prefecto de la Casa Pontificia, o el del histórico secretario de Juan Pablo II durante cuarenta años, el cardenal Stanislaw Dziwisz.

FRANCISCO EN JAPÓN

En tanto, Francisco se reunió ayer con el nuevo emperador nipón, Naruhito, y con las víctimas del terremoto, el tsunami y la catástrofe nuclear de 2011 en Japón, ante quienes expresó su “preocupación” por el uso de la energía atómica.

“Bienvenido a Japón”, le dijo en español el emperador, al recibirlo en la entrada del Palacio Imperial de Tokio, para conversar en privado.

Durante ese encuentro de media hora, el Papa argentino le contó que todavía recordaba las lágrimas de sus padres al oír hablar de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, cuando tenía nueve años.

La anécdota, relatada por el Palacio, se produjo al día siguiente de la visita del pontífice a estas dos ciudades mártires, donde condenó con fuerza la “posesión” de armas nucleares.

Además, el emperador y el primer ministro Shinzo Abe, con quien se reunió más tarde Francisco, le agradecieron su encuentro con las víctimas del desastre nuclear de 2011 en Japón.

En el tercer día de su visita al país asiático, el Papa escuchó testimonios de las víctimas del terremoto submarino de magnitud 9,0 que el 11 de marzo de 2011 provocó una ola gigantesca en el noreste de Japón que se llevó por delante a más de 18.500 personas. La ola llegó a la central nuclear de Fukushima, causando el peor accidente nuclear desde el de Chernobyl (Ucrania) en 1986 que obligó a la evacuación de cientos de miles de personas. (EFE y AFP)

 

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