Veredas imposibles, pastizales y basura, a la cabeza de las quejas de los vecinos de Berisso

Son los servicios básicos que se deben brindar, dicen los frentistas. La Comuna apunta a la responsabilidad de los propietarios.

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Hay veredas de Berisso que son (casi) intransitables. El deterioro no es nuevo, pero cada vez se profundiza más. A ello se suma la gran cantidad de pastizales que nadie corta y que, casi sin excepción, se convierten en receptores de escombros y bolsas de basura: en distintos barrios denunciaron la existencia de ratas. Para completar el paisaje, el servicio de recolección de los residuos habituales deja mucho que desear. La ciudad está “fea y sucia”, sintetizaron los vecinos que enviaron fotos y quejas a este diario.

Desde la Comuna dijeron que la responsabilidad de mantener las veredas y cortar los pastizales -salvo en espacios públicos- es de los frentistas. En cuanto a la recolección, apuntaron que “hace un mes se normalizó” tras el último conflicto gremial. “En tres años tuvimos 35 retenciones de tareas”, detalló el secretario de Obras y Servicios Públicos, Raúl Murgia.

¿No existe un plan de reparación de veredas en el que los vecinos compren los materiales y el Municipio aporte la mano de obra, como instrumentaron muchas comunas?, se le preguntó. “Estamos estudiándolo”, aseguró ayer el funcionario, quien hizo hincapié en la “situación económica”.

Entre la crisis y el asco

Un metro cuadrado de vereda cuesta $1.100, dijo. Es decir que una vereda tipo de 40 metros cuadrados costaría, entre materiales y mano de obra, $44.000. “Del 60 al 65% del costo se va en materiales, por lo que el vecino debería hacerse cargo de unos 26 mil a 29 mil pesos”, añadió Murgia. “Como el contexto económico es muy difícil, estamos hablando con entidades bancarias para ver si alguna puede financiar a los frentistas”, aseveró.

Para quienes no tienen en condiciones su vereda o no cortan el pasto hay multas, pero el Municipio tampoco quiere “correr” a los vecinos por ese lado por el mismo motivo: la crisis económica.

Así las cosas, con frentistas con bolsillos flacos o vacíos para arreglar sus veredas, potenciales multas disuasorias que caerían en un muy mal momento y el 83% del presupuesto dedicado a personal, Berisso va adquiriendo poco a poco un paisaje cotidiano literalmente deprimente.

“Es un asco”, dijo, sin vueltas, Analía Franco (32), quien cuida y todos los días sale a pasear con Josefa (89). “Ella tiene escasa movilidad, y es muy rara la cuadra en la que no tenga que hacerla bajar a la calle debido a que no se puede pasar por la vereda”, subrayó.

Algo similar comentó Franco Penassi. “Cada vez que voy al cementerio vuelvo caminando, por (calle) 18 ó 17 hacia la avenida Montevideo, y cuadra por medio tengo que bajar a la calle. Si no hay escombros, y siempre de larga data, hay pastizales de un metro o pozos de obras inconclusas. Realmente da pena”, apuntó el hombre de 67 años.

(Ex) cooperativas

Antes pasaba una cuadrilla que cortaba el pasto. Si bien la responsabilidad es de los frentistas, en Berisso hay muchas viviendas abandonadas o bien “ocupadas por gente que no es propietaria, por lo que no se le puede exigir nada. Así, en promedio, aproximadamente el 40% de cada vereda no tiene el pasto cortado”, reconoció el titular de Obras Públicas.

¿Y aquellas cooperativas? “Hubo que achicar costos por razones presupuestarias. Fue un plan que pusimos en marcha en 2017 y venía bien”, recordó Murgia.

La ciudad está sucia. Muy descuidada. Caminar por sus calles devuelve un cierto aire a abandono. Algo habrá que hacer.

 

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