Bolsonaro ahora prohibe que los civiles porten fusiles
Edición Impresa | 23 de Mayo de 2019 | 01:36

BRASILIA
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, rectificó ayer puntos de su decreto que autoriza la portación de armas para determinadas categorías, tras críticas de numerosas instituciones y constatarse una brecha que facilitaba a civiles la adquisición de fusiles.
Según informó el gobierno en un comunicado, la versión rectificada veda “expresamente la concesión de la portación de armas de fuego portátiles (fusiles, carabinas, escopetas)” al ciudadano común, que solo podrá adquirir armas de menor calibre, llamadas “de porte”.
Solo los propietarios rurales podrán adquirir ese tipo de armas largas y mantenerlas en sus casas, añadió el gobierno, tras informar que los cambios fueron introducidos “a partir de los cuestionamientos realizados ante la Justicia, en el ámbito del Poder Legislativo y por la sociedad en general”.
“Hubo críticas de que tal vez hubiese algunos excesos (en el decreto), y el gobierno fue sensible a esas críticas”, afirmó el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sergio Moro, en una entrevista en la radio local Bandeirantes. “Normalmente, el uso de esas armas de mayor potencial lesivo está restringido a las fuerzas de seguridad”, añadió Moro.
DECRETO POLÉMICO
El decreto que el 7 de mayo autorizó la portación de armas en la vía pública a determinadas categorías de civiles -políticos, camioneros, cazadores y quienes practican el tiro deportivo, entre otros- fue cuestionado ante la Justicia por consultorías técnicas del Congreso y organizaciones de la sociedad dedicadas al estudio de la violencia.
El lunes, la fabricante brasileña de armas Taurus anunció que desde la publicación del decreto recibió 2.000 pedidos de su fusil semiautomático T4, lo que hizo subir 7,6% sus acciones en la Bolsa de San Pablo el martes. Sin embargo, sus acciones registraban a inicios de la tarde de ayer un retroceso de 3,5%.
El Supremo Tribunal Federal (STF) analiza si el decreto es inconstitucional, como alegan sus críticos, que consideran que desfigura el Estatuto del Desarme, una ley aprobada por el Congreso en 2003 que solo puede ser derogada por una nueva ley, y no por decreto.
La flexibilización de la portación de armas es una promesa de Bolsonaro al lobby de la seguridad, que le dio un importante apoyo en la campaña electoral. (AFP)
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