Los chicos, víctimas del hostigamiento en las redes sociales
Edición Impresa | 4 de Mayo de 2019 | 03:01

La irrupción de cada vez más personas –pero especialmente de los niños- en las redes sociales de internet se ha convertido en uno de los fenómenos masivos más definitorios de la época y, por tratarse de un sistema abierto y en construcción permanente, ha permitido no sólo un vertiginoso progreso en las comunicaciones humanas sino, también, como contrapartida, un uso desviado de esa maravillosa herramienta.
Ayer se publicó en este diario un informe del INADI indicativo de que cada vez hay más ciberbullyng entre chicos, señalándose que en los últimos diez años las denuncias recibidas en ese organismo por ese motivo se multiplicaron por diez, atribuyéndose ese fenómeno, entre otros motivos, a cierto desentendimiento por parte de los padres.
Tal como se indicó, el hostigamiento entre chicos que antes se circunscribía a ciertos ámbitos específicos (la escuela, el barrio, el club) ahora se ve potenciado por las nuevas tecnologías: fotos y videos humillantes tomados con celulares y difundidos en redes sociales, posteos intimidatorios o con insultos, actitudes de discriminación en grupos de WhatsApp forman parte de las nuevas alternativas.
La inmediatez, la masividad y el anonimato que ofrece internet han contribuido a que las actitudes de hostigamiento sean constantes, convirtiéndose así en un verdadero flagelo para los chicos que las sufren, muchos más de lo que se suele imaginar.
Se reflejó también ayer en este diario el estudio “Global Kids Online” realizado por UNICEF, según el cual uno de cada tres chicos argentinos reconoce haber recibido mensajes hirientes; uno de cada cinco habría sido víctima de posteos desagradables o amenazas en las redes sociales, y uno de cada diez habría sido discriminado por exclusión en grupos de WhatsApp.
Lo observado por los especialistas del INADI parece corroborar las conclusiones de un informe de UNICEF según el cual los mensajes personales hirientes, las publicaciones desagradables en redes sociales y la exclusión en grupos de WhatsApp (conductas que técnicamente se consideran ciberbullying) son las experiencias que más sufren los chicos argentinos on line.
De sobra es conocido que, en los últimos años, especialistas de todo el mundo coincidieron en concluir que, al convertirse en un medio masivo, internet no sólo revolucionó las comunicaciones, agilizándolas, y a la educación, ya que proveyó un medio inigualable para la obtención de información, sino que, lamentablemente, es también utilizado cada vez con mayor frecuencia como vehículo para cometer delitos.
En suma, queda fuera de duda que internet aporta grandes beneficios, incluyendo el chat y las redes sociales porque pueden servir para enseñar y aprender. Pero, al mismo tiempo, los especialistas se muestran preocupados porque el principal uso que los menores hacen de la red tiene que ver menos con su mejor formación que con los juegos y sus relaciones en red.
Está claro entonces que, además de que resulta indispensable el acompañamiento de familiares mayores y del docente de los chicos, la sanción de normas puede servir en dos sentidos: por un lado, para que los menores dejen de correr los graves riesgos que hoy los amenazan y, por el otro, para que no queden impunes los responsables del acoso.
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