“Remar”: un poco del destino argentino sobre las tablas
Edición Impresa | 30 de Agosto de 2019 | 03:44

Por LUCÍA ZAPATA
Se conocían del Sportivo Teatral. Allí habían trabajado en “La máquina idiota”, de Ricardo Bartís y se quedaron con ganas de más. El director les prestó el espacio para seguir “explorando” y los actores Mariano González, Hernán Melazzi, Gustavo Sacconi junto al director Mariano Saba incorporaron a Mariela Selicki (asistente de dirección) para embarcarse en “REMAR, un destino impropio”. Así comienza la historia del surgimiento de esta obra teatral que es un cruce entre “La Odisea” (de Homero) y el mundo de los clubes de remo, y que el próximo domingo tendrá su segunda función –a las 20- en El Teatro Estudio (3 N° 386 entre 39 y 40).
Lo que sí hay que aclarar es que la pieza nació “siempre partiendo de la improvisación”, advierte su director, Mariano Saba, en diálogo con este medio. “Partimos de la acumulación a partir de pruebas de actuación, secuencias, objetos, ideas (temáticas y formales), propuestas sobre todo muy fundadas en lo que es la irradiación la actuación” –agrega- y “en esa acumulación de pruebas empezamos a organizar algo del orden del relato”.
Eligieron el universo de los clubes de remo porque lo consideraron “muy proveedor, generoso, con épica propia” y porque les permitía pensar algo “de la argentinidad, siempre ligado al humor, pero también a la dificultad, al declive, a algo del heroísmo de un fracaso persistente, cíclico”. Al mismo tiempo está “La Odisea”, donde está “esa imposibilidad de retorno o retorno diferido, donde la tragedia vuelve a darse porque está este Dios, Poseidón, enojado porque han cegado a su monstruoso hijo Polifemo”. Para los creadores, cruzar esas dos cosas dio como resultado que el viejo Poseidón confunda a los remeros con Ulises, lo que a su vez les permitió “pensar en el tema de la deuda, de estar pagando una deuda trágica que no es correspondida, algo de una situación injusta, un destino fundado en un error de lectura”.
La primera versión (que incluía más personajes) obtuvo una mención en el Premio Casa de las Américas (Cuba) y luego, la puesta que quedó para subir a escena, se llevó el Premio Artei a la Producción Teatral Independiente (2016) y el Premio Teatro XXI (GETEA UBA) por mejor dirección (2017). “Más allá de lo primordial, que es que el público venga a vernos, los reconocimientos fueron un aliciente, un empuje”, reconoció Saba, que también mencionó como una “gran alegría” el poder “sostener tres temporadas anuales en el Sportivo”, donde realizaron más de 100 funciones.
-Después de trabajar tanto en la obra, ¿qué sintió al verla por primera vez en las tablas?
-Cuando uno trabaja en teatro off, algo de ese margen permite que uno llegue al estreno de manera transicional. Es un despertar de a poco, tuvimos algunos puntos de vista a los cuales uno le otorga mucho valor, porque son muy productivos para la obra por sus sugerencias: que lo haya visto Bartís, que haya dicho su parecer hizo que al llegar al estreno se integraran las miradas de afuera. Y cuando empezamos a hacer funciones ya había ese intercambio que empezamos a hacer antes. Igualmente es una frontera por un lado muy mágica y positiva, preciosa, pero uno siempre cambiaría cosas y cuando digo uno digo uno y los actores, el juego está conciliando con las formas conquistadas, como si quisiera seguir rompiendo, cambiando, agregando. Siempre recuerdo esa frase borgeana: “publico para no corregir más”. Uno estrena pero la obra es un organismo vivo, y en ese sentido uno va modificando, jugando algunas cosas, reacomodando. Al mismo tiempo siempre en un orden, en un texto y una puesta, a los cuales la actuación dinamiza. Pero siempre hay lugar para seguir jugando.
EN POCAS PALABRAS
Para el director Mariano Saba, “REMAR” es una obra que, por sobre todas las cosas, “habla del destino argentino”. Define a la pieza como “una obra tragicómica que cuenta un relato muy pequeño: unos remeros se pierden en una deriva bastante incógnita porque un Dios añejo -que no recuerda contra quien debe vengarse- se venga contra ellos, confundiéndolos con Ulises. Y eso da pie a pensar un poco el destino equivocado de la argentinidad y, de manera risueña, pensar cuántas veces solemos padecer errores de lectura y pagos de deudas que no nos corresponden; como si hubiera un destino cíclico, un eterno retorno a un problema que un poco nos compete, nos lastima y que, de vez en cuando, podemos observarlo con cierto humor”.
En cuanto a su visita a La Plata, Saba reconoció que es “una ciudad preciosa teatralmente” a la cual tenían muchas ganas de visitar con la pieza: “Cualquier teatrista quiere venir porque acá hay un público, un observador de teatro que tiene una mirada inteligente. Era una deuda para nosotros, queríamos venir a hacer funciones a La Plata por esa mirada afectiva con respecto al trabajo, que es siempre lo que uno desea. Puede gustar o no, pero uno sabe que su trabajo va a ser mirado con afecto. Así que es un objetivo cumplido, lo trajimos”. Así que para los platenses que se perdieron el “REMAR” del domingo pasado, aún tienen otra oportunidad para ver esta original pieza: hay que agendarse el próximo domingo a las 20 y prepararse para disfrutar.
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