Las maratones sexuales con drogas que alertan al mundo
Edición Impresa | 7 de Septiembre de 2019 | 03:18

Durante el simposio sobre Sida de a Fundación Huésped que se realizó la última semana en Buenos Aires, el especialista francés Vincent Pelletier, director de una red internacional contra el Sida y la Hepatitis que nuclea a ,más de 100 organizaciones, ofreció una exposición a sala llena sobre una práctica que preocupa cada vez más a los médicos: el chemsex, o sexo químico, una forma de encuentro sexual colectivo potenciado por el uso de drogas de diseño que se acuerda a través de sitios de citas y donde se descuidan las mínimas normas de prevención, lo que favorece el contagio de enfermedades de transmisión sexual como el Sida, la Hepatitis B y C o la sífilis.
La práctica nació en América del Norte a fines de los años ´90, de la mano de la popularización de las sustancias de diseño y se desarrolló en los años 2000, asociándose al uso de potentes drogas sintéticas, como GHB, metanfetaminas y mefedrona. Poco a poco, los riesgos se potenciaron a medida que a los consumos habituales se sumó una práctica llamada slam, que consiste en la inyección de esas mismas drogas para potenciar su efecto. Actuamente, muy difundido en el colectivo LTGB europeo, y sobre todo entre hombres que tienen sexo con otros hombres, el chemsex es considerado un problema de salud pública y se lo asocia a una renovada ola de contagios de enfermedades de transmisión sexual, además de una serie de muertes directas derivadas del GHB tanto en Europa Central como en Inglaterra. España también ya lo considera un problema de salud pública.
Se cree que uno de los factores que potenció este tipo de prácticas fue el hecho de las drogas sintéticas se abarataron y comenzaron a adquirirse con facilidad en Internet mediante mutaciones de la formulación que les permite evadir controles. La popularización de los smartphones y los sitios de citas favorecieron también una “cultura del chemsex” que promueve encuentros de grupos de personas que no se conocen previamente a través de sitios de citas y por geolocalización.
Según los especialistas que estudian el tema, en las sesiones de chemsex se utilizan también, aunque en menor medida, otras drogas como ketamina, cocaína, éxtasis o MDMA.
La combinación de sustancias aumenta la excitación sexual, la intensidad y la duración de los encuentros y al mismo tiempo genera una fuerte sensación de deshinibición, en el marco de la cual se descuidan normas preventivas.
En Europa y Estados Unidos, donde la preocupación es mayor creen que la mejor forma de hacer frente a esta moda es la reducción de riesgos. En la Argentina ya hay preocupación: una encuesta sobre uso de drogas y relaciones sexuales difundida por la Fundación Huésped indica que aunque sólo el 13,4%de los consultados había escuchado hablar del chemsex y un porcenatajes similar reconoció haber participado de un encuentro sexual casual, casi 4 de cada diez admitieron usar drogas durante las relaciones sexuales.
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