“The Eddy”, ¿es realmente la serie del director de “La La Land”?

Edición Impresa

Por PEDRO GARAY

pgaray@eldia.com

“Del ganador del Oscar Damien Chazelle”, anuncia el trailer de Netflix sobre “The Eddy”, la serie sobre las desventuras de un grupo de artistas de jazz en París que la plataforma estrenó el viernes. Pero Chazelle apenas dirige dos capítulos, y no escribió ninguno: la serie fue pergeñada y escrita por Jack Thorne, y cuatro cineastas se reparten los ocho episodios, pero, claro, ¿quién es Jack Thorne?

El truco de marketing esconde varias discusiones: la definición de autoría lleva ya un tiempo debatiéndose, en la era de los cuartos de escritores y los showrunners en la pantalla chica y los guardianes de las franquicias en los estudios que, como en la era dorada, vuelven a tener la primera y la última palabra sobre sus producciones. A menudo, los directores son técnicos sin control creativo, aunque la tevé se ha apoyado a menudo en su prestigio para promocionar sus series.

“La nueva de Fincher”, anuncian, pero el director apenas dirige un par de capítulos. “Son los que marcan el tono y la estética”, señalan: en el caso de “The Eddy”, es difícil defender esta idea, teniendo en cuenta que a Chazelle le permitieron filmar en el místico, granulado formato de 16mm, mientras el resto se tuvo que conformar con el menos costoso formato digital. La pluma de Thorne consigue atar los distintos estilos de dirección, y sin embargo su nombre permanece en la oscuridad. Pobre.

Estas reflexiones, de todos modos, nada tienen que ver con la “calidad” (sea lo que sea eso) de la serie en sí, sino a un estado de cosas. La serie seguramente sea rechazada a quienes entran buscando la melancolía colorida de “La La Land” y choquen con un tono oscuro y un tempo atemperado, cargado de atmósferas pensativas y personajes rumiantes. Y más allá de las preferencias del público del presente, tiene algunos elementos que pueden hacer enfurecer, desde la pose jazzera a algunos movimientos de cámara pretenciosos. Pero también es una serie distinta a todo lo que está en Netflix, sobre todo en sus imágenes contrapuestas a la claridad sanitizada y las tomas estándar de las imágenes digitales que controlan la tevé. Todo en “The Eddy” es nostálgico (empezando por ese 16mm) porque remite a otra era del arte, hecha a corazón antes que a motor, y desde ese costado, quizás atraiga a paladares agotados por el monoconsumo.

 

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