Un antiguo cementerio en Melchor Romero disputado por dos bandas de usurpadores
Edición Impresa | 23 de Agosto de 2020 | 02:30

Considerada una “zona caliente” para las usurpaciones de terrenos que jaquean a la Región, Melchor Romero se ve sacudida, una vez más, por este flagelo. Si bien las tierras de descampados, cultivos y canteras por las que corren varios afluentes del Arroyo Del Gato, comprendidas a grandes rasgos entre 167, 183, 38 y 526, suelen ser terreno fértil para las ocupaciones ilegales, ahora el epicentro de la tensión entre dos bandas que se lo disputan a los tiros es el lugar donde, hace más de una centuria, funcionó un cementerio y actualmente es escenario de un proyecto habitacional que quedó trunco.
Así lo hizo notar el licenciado Enrique Pérez Balcedo, caracterizado vecino de la zona, y referente, en su momento, de nucleamientos vecinales del oeste platense.
“En mayo de 1884 -relató en un escrito enviado a EL DIA-, una docena de personas organizaba el nuevo Hospital General en Melchor Romero, bajo el proyecto del ingeniero Pedro Benoit y la supervisión de Dardo Rocha. Lejos del edificio de entrada, en la chacra 52, se disponía el “enterratorio”. Fue habilitado el 31 de mayo de 1884, en un predio de unos 200 por 200 metros. Los operarios trabajaron durante las escasas horas de claridad diurna en el otoño. Aún no había luz eléctrica. Finalmente, el cementerio quedó habilitado en la zona comprendida en el perímetro delimitado por las calles 173 y 175, de 524 a 526”. Se trata, como informara ayer este diario, de “un espacio que en los últimos días ha sido escenario de grupos de personas dispuestas a usurparlo”.
Por entonces, relató Pérez Balcedo, el área fue destinada “para enterrar los cadáveres de los pacientes que no eran reclamados por sus familiares, aunque también fue el destino final de otros enfermos con el acuerdo de sus allegados. Entre ellos, estuvo el conocido poeta Matías Behety. En el registro de la época queda evidenciado que fueron inhumados fallecidos con patologías infecciosas diversas. Incluso hubo entierros de menores y, en algunos casos, fueron sepultados cuerpos a pedido de la autoridad policial”.
Mientras estuvo vigente el enterratorio, en el nuevo Partido de La Plata existía el cementerio de Tolosa. El de Romero complementó la actividad. Aún no había sido inaugurado el actual Cementerio de La Plata, explicó el vecino.
“Las tumbas fueron multiplicándose durante las gestiones de los directores Julián Aguilar, Francisco Del Carril y Julio Darnet, hasta que a finales de 1895 las autoridades provinciales dispusieron su cierre. En noviembre de ese año, el intendente municipal Manuel Ugarte reclamó el cierre ante el Ministerio de Gobierno provincial, por considerar al enterratorio un foco de infección y también porque le impedía a los familiares “las prácticas piadosas por parte de los deudos de los que allí se enterraban”. Así fue que “la clausura se hizo el 15 de diciembre de 1895 y se ordenó al hospital que los fallecidos empezaran a ser enviados al nuevo Cementerio de La Plata”.
¿Qué sucedió desde entonces? Pérez Balcedo explica que “el predio en donde funcionó el enterratorio permaneció durante 130 años, como una extensión de tierra inutilizada. A diferencia de lo ocurrido con el Cementerio de Tolosa, hasta el presente no han sido encontradas constancias o documentación de que los centenares de cadáveres enterrados en Romero hayan sido exhumados y trasladados al Cementerio de La Plata”.
El vecino resaltó que recién en octubre de 2014 hubo un anuncio sobre el predio, cuando la gestión provincial de Daniel Scioli dispuso la cesión para un programa de construcción de 200 viviendas para madres con familias numerosas. “Se incluía también como beneficiarios a pacientes del hospital psiquiátrico en condiciones de alta. Ese proyecto llevó a retirar el paredón perimetral y hacer un trazado de calles, pero quedó inconcluso. El gran predio que durante un siglo estuvo detrás de los paredones del psiquiátrico, quedó expuesto al uso público sin ninguna delimitación”, dijo.
Y lamentó que “el predio del Hospital Melchor Romero, diseñado por Benoit, forestado por higienistas, fue abandonado por los gobiernos provinciales. Las antiguas construcciones quedaron en manos de usurpadores que ahora avanzan hacia el “campo santo” romerense, sin derechos y sin respeto por el pasado”.
Hace dos años una masiva ocupación de esas tierras terminó con un desalojo. Pero las intentonas nunca cesaron. Y por estas horas se convirtieron en el botín que dos bandas de la zona se disputan entre tiros e incendios.
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