Gregorio Benito
Edición Impresa | 26 de Enero de 2021 | 03:19

Gregorio Benito fue un médico traumatólogo de extensa trayectoria en el Hospital Rossi, por eso su fallecimiento provocó numerosas expresiones de pesar en esa institución y en los círculos en los que trascendió como profesional y buena persona.
Hijo de Víctor –médico de familia- y Amabelia, nació en Chivilcoy, el 30 de julio de 1954 y creció junto a tres hermanos. Llegó a La Plata para estudiar Medicina y se graduó el 21 de diciembre de 1977; fue el corolario de una carrera en la que se distinguió por ser un alumno responsable y aplicado. Hizo la residencia en el Hospital Ferroviario y se especializó en traumatología y ortopedia de adultos y de niños. Además se formó en medicina laboral.
En La Plata, trabajó el Hospital Rossi hasta que se jubiló, entre otras cosas, realizó dos guardias semanales de 24 horas y recientemente integró su Comité de Bioética. También atendió de manera privada y en el hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”.
Fue miembro de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología, y especialista por esa asociación. En 2006 cumplió su meta de escribir y publicar un libro sobre traumatología infantil dirigido a médicos residentes de esa especialidad. En otro orden, hizo un trabajo sobre escoliosis que fue premiado por la Asociación. Además fue docente de la cátedra de Traumatología y de Anatomía en la UNLP e instructor en la Residencia de Traumatología del Hospital Rossi, en los 90.
El 22 de julio de 1983 se casó con Susana Genoro, la familia creció con la llegada de sus hijas María Eugenia –médica - y María Victoria –bioquímica-. Los afectos fueron muy importantes para él, en particular se dedicó a acompañar a sus hijas, tanto en sus cuestiones cotidianas, como en sus pasos profesionales. Para sus suegros fue como un buen hijo que representó un verdadero sostén.
Como gran lector se apasionó por diversos temas, ya sean de historia, religión, medicina, filosofía o novelas. Su interés por el conocimiento nunca se saciaba y le daba sustento a opiniones fundadas. También hizo cursos de historia e inglés. Además le gustaban las plantas, la fotografía y viajar.
Gregorio fue un hombre sociable y firme, de convicciones claras, que no admitió nunca que las cosas se hicieran de manera desprolijas, aunque eso lo llevara a asumir nuevas responsabilidades.
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