Antolín: “Siempre me sentí emparentado con la idea del héroe solitario”
Edición Impresa | 16 de Diciembre de 2021 | 05:29

Por PEDRO GARAY
La voz es la misma al otro lado del teléfono: Antolín habla de su visita a La Plata, mañana, el regreso a la ciudad donde estudió, con la voz suave, con pensativa pausa que muchos (quizás él también), confundan con timidez, influenciados por una poética de escriba romántico, que transfigura lo cotidiano, lo mundano, en melancolía, anhelo y magias secretas y que despliega en su música, pero también en sus historietas y poemas.
“Intuitivamente voy hacia eso”, reconoce la filiación Andrés Olgiatti, alias Antolín, que cuenta que mañana volverá a tocar a la Ciudad “después de varios años”: lo hará en el marco del Festival Playa, que tendrá una nueva edición en la Sede Náutica del Club Universitario de La Plata, donde además se presentarán, desde las 17, Lupe, Juan Baro, los DJ sets de Manu Rodriguez, Gonzalo Caruso y el aclamado artista y productor colombiano Kamilo Sanclemente.
Antolín llegará a la “U” con un set acústico, “distinto” al formato banda, “mucho más emotivo: me conecto más con la canción, y en mis canciones la letra va primero, y en esos casos la letra aparece más”. Repasará, avisa, sus discos, pero habrá algo más de presencia de “Paraíso cancelado”, su último trabajo, que se presta particularmente para el formato acústico.
Neuquino de nacimiento, Antolín regresará a La Plata, donde pasó sus días de estudiante, antes de radicarse en Buenos Aires. La pandemia, revela, lo llevó de regresó a Neuquén, para acompañar a su familia, donde comenzó a dar clases de arte, “otra vida” respecto a lo que acostumbraba. Es que, claro, se cerraron muchos espacios, aunque “se abrieron otros, aunque digitales”, comenta: Antolín, de hecho, publicó una revista de poesía digital, con poetas de todo el país. Y también aprovechó para terminar y editar su último libro de poesía, “Una oferta de pureza”, aunque su trabajo como ilustrador para editoriales y eventos “se cortó un poco”.
Poeta, músico, ilustrador, sus facetas múltiples le dieron herramientas para sobrevivir en tiempos de cierre de escenarios: el indie siempre se las rebusca, claro. Esas múltiples facetas, además, conviven, convirtiendo a Antolín en un artista de un Renacimiento barrial, lo-fi.
Él dice que “no lo pienso mucho” en estas cuestiones, categorías, etiquetas. “A veces se complementa más una faceta con la otra, a veces tiene más protagonismo una sobre otra…”, agrega, “pero la escritura es lo más constante. Después, son épocas, por ahí incursiono más en el dibujo, o en la música. Pero la escritura es el eje: quizás en ese sentido me siento más escritor. O poeta, que es un término más abarcativo que me gusta más”.
El dibujo, cuenta, fue lo que apareció primero, “eso siempre estuvo, desde muy chico hacía historietas, y ya ahí empezó a aparecer el texto”. La música, en cambio, “fue lo último, fue algo que tardé en encontrar: pasó cuando me fui a vivir a La Plata y conocí ese mundo de bandas, toda la movida independiente de los 2000, me demostró que las canciones eran algo posible de hacer. Yo lo veía inalcanzable, pero de golpe todos mis amigos tenían sus canciones, sus discos, era natural, y eso me motivó a hacer canciones”.
“Algunas cosas se perdieron, ya no pasás por esas etapas, donde tocás para 10 personas en un bar, y estaba bueno lo que se generaba”
Eran otros tiempos, claro, de orfebrería, de sellos haciendo discos a mano, lejos del aparato de plataformas y redes de hoy que le permiten al artista independiente mostrarse más fácilmente.
Pero, dice Antolín, también “algunas cosas se pierden. Quizás hoy subís un tema, tiene miles de reproducciones y ya te llevan a tocar ante un público de miles. Ya no pasás por esas etapas, donde tocás para 10 personas en un bar, y estaba bueno lo que se generaba, era un intercambio muy enriquecedor. Se perdieron esos espacios, además de que los públicos van desapareciendo.
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