Lisandro Adrover le pone bandoneón al Kol Nidrei

De la mano del maestro, la emblemática pieza de Max Bruch, que suena en todas las Sinagogas durante el Día de Perdón, se escuchará por primera vez ejecutada por el tanguero instrumento esta noche

Esta noche, el ilustre Lisandro Adrover, pedazo grande de la historia moderna del tango, se embarcará en otra aventura: el bandoneonista que representó al tango en Broadway con obras como “Tango Argentino” y “Forever Tango” interpretará ahora, junto a una veintena de músicos, el Kol Nidrei, la obra de Max Bruch compuesta hace 140 años e interpretada en todas las Sinagogas del mundo en el Día del Perdón, pero que nunca fue tocada con bandoneón.

La propuesta, que podrá escucharse hoy vía streaming, desde las 20 (entradas por PlateaNet), fue producido por Fundación Judaica y Oliver Kolker, que fue, cuenta Adrover en diálogo con EL DIA, quien le trajo la novedosa propuesta. “Auditivamente es algo nuevo: nunca se había escuchado esa obra con bandoneón y orquesta de cuerdas”, explica el bandoneonista sobre esta nueva interpretación, que es la pieza central de un concierto con “un poco de todo: hay tangos, en su mayoría, dos temas de ‘El violinista en el tejado’, hay un arreglo sobre ‘Muchacha ojos de papel’. Pero la mayoría será de tango: si está el bandoneón, es difícil que no haya tango”.

Habrá así músicas compuestas por Gardel, Troilo, Piazzolla, Pugliese y el propio Adrover, quien a lo largo de su trayectoria ha tocado en distintos escenarios con músicos de la talla de Osvaldo Piro, Goyeneche, Rubén Juárez, Raúl Lavié, Alberto Di Paulo, Leopoldo Federico, Néstor Fabián, Dyango, Susana Rinaldi, Armando Manzanero e innumerables artistas más, y que arregló parte de la música de “Evita”, la película basada en el musical. Acostumbrado a la aventura y a la fusión, Adrover se lanza ahora en esta nueva aventura que es esta novedosa interpretación del Kol Nidrei.

“Es que uno está siempre en la búsqueda”, afirma. “Y uno está en una edad donde hay que seguir buscando cosas. Bueno, en realidad, la búsqueda siempre es buena. Y estamos viviendo hace un año un drama con nuestras vidas, esto de la pandemia, pero a pesar de todo eso uno sigue trabajando, pensando, uno va para adelante, porque de última no queda otra”.

Adrover “busca cosas” en la música desde sus 14 años: se inició en la orquesta de José Basso, en días donde aparecía el Club del Clan y “todo el mundo quería tocar la guitarra, no el bandoneón”, y tocó con Pugliese y Berlingieri, antes de emprender una carrera fuera del país, gracias al tango. 

“El tango es muy noble: con el tango he podido recorrer literalmente el mundo, y el tango es bien recibido y aclamado en todos los lugares. Es como el jazz”, cuenta Adrover.

Pero los aplausos que recibe en otros lados del mundo no los tiene tanto en Argentina, y poco a poco su popularidad se ha ido apagando. “Quizás ha perdido algo de popularidad, es cierto, a la gente gusta de otros ritmos que han aparecido, que musicalmente me parece que no están a la altura del tango…”, dispara Adrover. “Pero bueno, la gente dice que es música divertida, y uno lo tiene que aceptar. El tango no es divertido: es para gente que piensa, gente con unos años encima. Es una música adulta: es para gente que tiene un par de derrotas encima. Y la vida sin derrotas no es vida, eh”.

“Yo ya tengo 75 años, y he visto la involución que a mi criterio estamos viviendo”, cierra. “Se consume mucha porquería hoy en día, cada vez consumimos más basura. Porque cada vez pensamos menos: la gente agarra lo más fácil, y se exige menos. Exigimos menos, en todos los órdenes, no solo en la música. Y entonces, tenemos menos, y menos, y menos”.

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