La importancia previa de la práctica de ejercicios frente a casos de Covid

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Justificadas expectativas causó en las últimas jornadas un informe médico demostrativo de que el ejercicio puede ayudar a proteger del Covid severo y que, por el contrario, las personas que llevan una vida sedentaria tienen más posibilidades de ser hospitalizadas y ver agravado su cuadro por coronavirus que las que hacen ejercicio con regularidad

El trabajo se realizó sobre 50.000 afectados por el coronavirus, analizándose la relación entre actividad entre actividad física y hospitalizaciones, concluyéndose que más ejercicio equivale a menos riesgo de desarrollar formas severas de la enfermedad. En el estudio los investigadores y médicos de Kaiser Permanente Southern California, la Universidad de California, San Diego y otras instituciones decidieron comparar la información sobre la frecuencia con la que las personas se ejercitaban con la manera en que cursaron el Covid y si necesitaron ser hospitalizados.

Según se informó en este diario, los datos se recopilaron antes de que las vacunas Covid estuvieran disponibles y no sugieren que el ejercicio pueda sustituir de ninguna manera la inmunización. Pero sí considera que el ejercicio regular -como nadar, caminar, correr o andar en bicicleta- puede reducir sustancialmente las posibilidades de enfermar gravemente.

Es sabido desde tiempo atrás que las personas que están en forma aeróbica tienen menos probabilidades de contagiarse resfríos y otras infecciones virales y se recuperan más rápidamente que las personas que están fuera de forma. La razón es, en parte, porque el ejercicio puede amplificar las respuestas inmunitarias.

Al conocerse este trabajo médico realizado en California, el presidente de la Asociación Argentina de Traumatología del deporte sostuvo que el estudio viene a demostrar una idea instalada en el ámbito de la salud: que la actividad física mejora la condición del sistema inmune. No sólo en relación con el coronavirus, sino también con otros tipos de enfermedades

Esta relación de la actividad física con el coronavirus, siguió diciendo el especialista, también se advierte hoy, pero a la inversa, en las terapias intensivas, adonde llega gente más joven (de entre 30 y 40 años) entre los cuales es mayoritaria la presencia de pacientes con diabetes y obesidad, dos trastornos que se asocian al sedentarismo.

Si bien el informe de California abre alternativas promisorias, en la medida en que se combatan la mala alimentación y el sedentarismo , los datos brindados en la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) aludieron a un verdadero auge de la obesidad en nuestro país, un problema que afecta a todas las franjas etarias.

Durante los primeros meses de la cuarentena, por ejemplo, muchos estudios fueron determinando el poco apego de buena parte de la población a las actividades físicas, en una situación agravada por las restricciones sociales que originó la pandemia. Al mismo tiempo, durante los primeros meses de la cuarentena, una investigación del Conicet demostró la existencia en la población de un aumento en el consumo de productos como golosinas, gaseosas y bebidas alcohólicas, reduciéndose además la ingesta de frutas y verduras.

Se conoce que no existe ninguna fórmula milagrosa frente al Covid-19, aunque si tienen plena validez la vacunación y las demás formas de prevención que se vinieron promoviendo en nuestro país y el resto del mundo, tales como el uso de barbijos, el distanciamiento social y la higiene. En un contexto ciertamente crítico, las conclusiones de este informe parecen añadir otro método alternativo, el de la actividad física que, controlado médicamente, puede ofrecer enormes ventajas.

 

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