Mucha verdura y poca carne: qué aporta la dieta alcalina

No tiene que ver con un plan de pérdida de peso, sino con encontrar el equilibrio que hace mejor al organismo, sin dejar de comer ningún alimento nutritivo

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Una y otra vez sometemos a revisión nuestra alimentación. Frecuentemente nos enfocamos en el azúcar o las grasas o nos concentramos en saber cuántos productos de origen animal deberían integrar nuestro menú.

Por lo general, la influencia de nuestra alimentación en el equilibrio ácido-base del organismo no desempeña un papel tan importante. Pero el tema de la dieta alcalina podría ganar en relevancia.

“Si se comen 100 grs. de carne, se necesitan 400 grs. de verdura para equilibrar la acidez”

 

Porque, según esta teoría, nuestra alimentación habitual conduce a una hiperacidificación del cuerpo y por lo tanto puede acarrear malestares.

Razones de la hiperacidificación

El nutricionista y catedrático Jürgen Vormann se refiere a esta condición como una acidosis latente, lo que significa una sobreacidificación que no puede ser detectada directamente.

Vormann aclara que la causa se remonta a nuestra dieta rica en proteínas, porque los alimentos que contienen gran cantidad de proteínas son metabolizados de manera ácida por el cuerpo.

Según el especialista, los contrarrestamos con demasiado pocos alimentos alcalinos, como las verduras, la ensalada y la fruta. La consecuencia es que el exceso de ácido debe ser excretado por los riñones.

“La capacidad de los riñones empieza a disminuir alrededor de los 30 años”, dice Vormann para explicar el problema. Por cada año de vida, detalla, pierde alrededor de un uno por ciento de su capacidad de eliminar ácido.

Según Vormann, el problema no se produce a la inversa: si se registra un exceso de bases, el cuerpo las elimina sin problemas.

ALIMENTOS CON EFECTOS DIVERSOS

Tanto la carne como el pescado y los productos lácteos son metabolizados de forma ácida, al igual que las pastas y los productos a base de cereales.

El queso en particular, incluyendo especialmente los añejos y duros como el cheddar o el parmesano, así como el queso fundido, poseen un elevado nivel de acidez. Las grasas y los aceites, en tanto, son alimentos neutros.

Las verduras y las frutas cuentan entre los alimentos con efecto alcalino. El hinojo y la espinaca, por ejemplo, presentan valores bastante altos en este rubro.

Según explica Antje Gahl, de la Sociedad Alemana de Nutrición (DGE), en el caso de la fruta este efecto es mayor en los higos secos y las pasas, así como también en los plátanos, las grosellas negras y los kiwis.

“No recomendamos una dieta alcalina especial, ya que la regulación del equilibrio ácido-base se realiza de manera automática y en personas sanas no hay que temer consecuencias relevantes a causa de determinados alimentos”, asegura Gahl.

Aunque, por lo general, la Sociedad Alemana de Nutrición recomienda una dieta a base de plantas, un tipo de alimentación que, lógicamente, también aporta a reducir la acidez.

Una recomendación concreta de la DGE es ingerir cinco porciones diarias de verdura y fruta y consumir por semana un máximo de 300 a 600 gramos de carne o productos cárnicos.

PROBAR ES LA CONSIGNA

Una hiperacidificación latente es prácticamente indetectable. Asimismo sus síntomas -como fatiga, dolor sin razón aparente o modificaciones en la piel o en las uñas- son poco específicos.

Por lo tanto, lo que principalmente resulta útil es experimentar si se siente mayor bienestar al consumir más verdura, ensalada y fruta en lugar de carne, productos lácteos y fideos. Para la mayoría de las personas esto significa realizar una modificación fundamental en su alimentación.

“Si se comen 100 gramos de carne, el cuerpo necesita 400 gramos de verdura para equilibrar la carga de acidez”, indica Vormann. Y añade que es indiferente que las verduras se consuman al vapor o crudas, siempre que no se las “aniquile” en la cocción.

“Necesitamos proteínas, no hay duda”, subraya el autor del libro “Wunderwaffe Basenfood” (Arma milagrosa alimento alcalino). Pero deberíamos comer muchos alimentos con efecto alcalino para compensarlo”, advierte.

La dieta alcalina no desintoxica ni depura. Tampoco tiene por qué hacer adelgazar

 

Claro que también la dieta alcalina tiene sus puntos contraproducentes sobre los que conviene incidir.

La dieta alcalina no desintoxica ni depura ni hace brillar por dentro por mucho que implique comer sano. A lo sumo hará ir al baño con más regularidad y con heces más consistentes. Tampoco tiene por qué hacer adelgazar, todo dependerá del aporte calórico de nuestra ingesta y las cantidades que se coman.

Según las dieta alcalina ni los quesos ni los yogures deben ser ingeridos, o al menos no habitualmente, puesto que son productos ácidos. Se puede vivir sin lácteos, pero no hay que obviar que no son malos y aportan vitaminas liposolubles, probióticos y calcio entre otras muchas cosas.

La dieta alcalina asegura que comer carne, pescado o huevos es contraproducente para el PH homeostático, algo que no está en absoluto demostrado, por mucho que tampoco sea recomendable abusar de ellos. Como explican muchos especialistas, dieta procede de la palabra griega ‘diaita’, que significa estilo de vida, costumbre. De este modo, la dieta más indicada es la que siendo sana es variada en sus productos y sobre todo es constante.

Una de las premisas de algunas dietas alcalinas es la ingesta de agua de mar, o bien el echar sal al agua que bebemos, beber agua salada en ayunas por la mañana. Todos estos rituales no sirven absolutamente para nada.

 

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