Los platenses y una constante histórica, ser solidarios frente a las necesidades ajenas

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Hace muchas décadas que este diario ofrece en sus columnas distintos testimonios sobre las respuestas solidarias que despiertan en los platenses las situaciones de extrema necesidad que padecen los sectores más vulnerables y, también, acerca de las rápidas reacciones que se desencadenan para acudir en defensa de alguna persona enferma y que necesita recursos o medicamentos.

Debe señalarse una vez más que hay miles de jóvenes y adultos inscriptos en diversos voluntariados y que son numerosas las entidades de la sociedad civil que confluyen en ese propósito.

Mencionar algunas de ellas, dar el nombre de tantas instituciones y clubes de barrio que han realizado –y lo siguen haciendo, aún en momentos críticos como el que corre ahora por la pandemia- campañas de invalorable ayuda para niños carenciados o internados en hospitales, a favor de escuelas de frontera o personas sin techo, resultaría injusto, en la medida en que sería imposible no dejar de lado a muchas personas y entidades.

¿Cómo no mencionar a jóvenes estudiantes, a comerciantes o profesionales, a empleados, a personas jubiladas que donan también el escaso tiempo libre que disponen para ayudar a los demás?. A esa lista que incluye a pequeños escolares que deciden ir a las playas de Punta Lara para retirar la basura, o estudiantes de odontología y medicina que viajan al norte para desplegar campañas sanitarias en los lugares más alejados, se han sumado ahora personas presas en varias cárceles de la Región, que fabrican pupitres, sillas, pizarrones y los donan a los jardines de infante de sus zonas.

Es en ese contexto de generosidad humana, de comprensión por las necesidades de los otros, es que debe inscribirse el caso del joven Facundo, que podrá tener su tratamiento médico y un posterior y eventual trasplante de córnea, gracias al gesto de un comerciante de Berisso que decidió donar la suma de dinero necesario para afrontar esos gastos.

La familia del joven, de 18 años de edad, al que se le declaró una enfermedad grave en los ojos, había lanzado una cruzada solidaria con el objetivo de reunir 2 mil personas y que cada una donara $100 para su tratamiento. Sin embargo, un empresario de Berisso se conmovió con el caso y decidió solventar todos los gastos.

Luego de difundirse la compleja situación que atraviesa Facundo un llamado a la redacción de EL DIA anticipó que la suerte del joven puede cambiar. “Quiero donar la totalidad del dinero para el tratamiento de Facundo, el chico del artículo que fue publicado hoy”, dijo quien solo se identificó como Luis y se contactó ya con la familia.

Como se dijo en tantas otras oportunidades, estos ejemplos de solidaridad resultan alentadores y son un ejemplo de que la población se muestra atenta a todas las expresiones de sufrimiento o de carencias materiales o espirituales y que, llegado el caso, concurre prestamente en su auxilio.

Más allá de los escepticismos y desalientos que muchas veces da la vida, la actitud de mucha gente es la de no bajar los brazos, ocuparse no sólo de las propias sino de las necesidades de otras personas. Y poner manos a la obra, para dar la ayuda que hace falta.

 

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