“La verdad sobre La Dolce Vita”: el tenso detrás de escena de una obra maestra

Un documental que se estrena hoy recupera las dificultades que enfrentó Fellini para filmar una de sus películas emblemáticas

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Roma, 20 de octubre de 1959: Giuseppe Amato, gran productor de muchas obras maestras del neorrealismo italiano, está solo en una pequeña sala de proyección. En la pantalla, la que se convertirá en la película más famosa de Federico Fellini, que nadie quiso producir. El corte preliminar dura más de cuatro horas y Fellini no quiere ningún corte, Rizzoli, el distribuidor, no quiere estrenarla. Esta se convertirá en la experiencia más desafiante de la carrera y la vida de Amato.

Es que rodar “La Dolce Vita”, quizá la obra más influyente del cine italiano, no fue un camino de rosas. El enorme presupuesto que Federico Fellini exigía y la complejidad de su trama dinamitaron sus preparativos, revelados en “La verdad sobre La Dolce Vita”, documental que se estrena hoy en salas locales.

La película revela cómo antes y durante el rodaje de “La Dolce Vita” se vivieron “momentos de ruptura total” entre el maestro y los dos históricos productores que lo costeaban, Giuseppe Amato y Angelo Rizzoli: dirigido por Giuseppe Pedersoli, nieto del primero de los mecenas y que ha tenido acceso a una enorme cantidad de documentos, cartas, telegramas y presupuestos que atestiguan aquellas desavenencias, el documental revela “la personalidad de cada uno de estos protagonistas y su frecuente dura relación”, explicó el hijo de Bud Spencer y de la hija del propio Amato.

La cinta se basa en el punto de vista de su abuelo y cuenta con partes ficcionadas con autores para darle “más empatía”, aunque el guión está redactado “casi palabra por palabra” según la correspondencia conservada.

El director del Instituto Luce-Cinecittá, Enrico Bufalini, agregó que el material que su institución ha cedido “desvela las bambalinas de una dificilísima producción” y “la tensión emotiva en la creación de una obra maestra”.

La división entre el director y sus productores era manifiesta hasta a la hora de escribir: Fellini firmaba con tinta roja, Rizzoli en verde y Amato en negro, preludio de una desavenencia asegurada.

La historia de la película

A finales del año 1958 el maestro ya había obtenido dos premios Oscar por “La Strada” (1954) y por “Le notti di Cabiria” (1957) pero algo le turbaba el sueño: no lograba encontrar productores para su nuevo proyecto, titulado enigmáticamente “La Dolce Vita”.

El único que se había sumado inmediatamente a esta película fue Amato, que llegó a viajar a España en busca de fondos pero por el camino a lo largo de la ribera francesa se fundió el poco dinero que llevaba en casinos. Finalmente lograron sumar a otro de los grandes productores y editores de entonces, Angelo Rizzoli, pero su llegada acabaría por tensar el rodaje, siempre preocupado por las disparatadas cifras que Fellini necesita. La película costó mucho más de lo estipulado, se construyeron en el Teatro Cinco de los estudios romanos de Cinecittá más de ochenta sets, entre estos uno que imitaba la Vía Véneto, la calle de los famosos en la capital y donde transcurre gran parte de la trama.

Otro escollo era el mismísimo guión, ciertamente críptico, y el temor de los productores ante su acogida por el público. Nuevamente el más pesimista fue Rizzoli, que no veía con buenos ojos las más de cuatro horas que duraba la película.

En cualquier caso la historia de Fellini se rodó y se estrenó el 4 de febrero de 1960. Y enseguida se convirtió en un referente artístico, embelesando a generaciones enteras.

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