Fito Páez, 30 años después del amor y un cierre dorado en el Movistar Arena
| 7 de Noviembre de 2022 | 23:55

Del amor a la euforia celebratoria y la catarsis. Fito Páez reanudó este lunes su saga de conciertos por los 30 años de El amor después del amor en el Movistar Arena, el anteúltimo de una secuencia que debería concluir hoy, sino fuera por la suspensión que esta tarde (ver más abajo) se vio obligado a anunciar el músico.
Pero volvamos a la noche de anoche. El spoiler ya lo saben: el disco más vendido de la historia del rock nacional cumple tres décadas y el rosarino no tuve mejor idea que festejarlo tocándolo en vivo de punta a punta (desde el tema que abre y da nombre al álbum hasta el que lo cierra, A rodar mi vida) en una gira que, además de Buenos Aires, lo llevó a Estados Unidos, Europa y distintos escenarios de América Latina.
Así que allí estaban unas 11 mil almas, a las que no les importó que fuera día laborable para sumergirse durante dos horas y media (desde las 21 hasta pasada la medianoche) en ese viaje hacia los años 90. Para ingresar en un túnel de música y tiempo sin preocupaciones para abstraerse de la realidad y cantar a voz en cuello que “nadie puede y nadie debe vivir sin amor”, con las lágrimas ahí, conteniéndolas para que no salgan, para no llorar en público.
Pero cuatro temas después, cuando Fito diga que el siguiente tema va para su “amado” Luis Alberto Spinetta como introducción a Pétalo de Sal nadie podrá evitar que la gota salada rode por la mejilla de algún abuelo, padre, hijo o nieto que en comunión se preparan para escuchar ahora Un Vestido y Un amor, de nuevo acongojados al cantar juntos “Ya sé no te hace gracia este país", con la figura del músico, al piano y recortada sobre una gran bandera argentina que ocupa la pantalla gigante al fondo del escenario.
Ok, basta de llorar que acá se vino a celebrar parece decir el artista que, después de la bellísima Tumbas de la gloria, ahora nos invita a girar en la Rueda mágica, aquel tema extraordinario que grabó con Charly García y que levanta de las sillas a todos para, después de Creo, Detrás del muro de los lamentos y Balada de Donna Helena, corear con las linternas de los celulares encendidas Brillante sobre el mic, esa canción que tantos escuchamos por primera vez al terminar el secundario, cuando abrazados con nuestro compañeros nos prometíamos que había recuerdos que no íbamos a olvidar. Y lo mismo juramos esta noche, abrazados con el de al lado, que no olvidaremos.
Profético Fito, que antes de cerrar la primera parte del concierto nos arranca de nuevo de los asientos para cantar (a los gritos) A rodar mi vida.
El concierto podría terminar ahí y todos nos iríamos a nuestras casas felices de haber escuchado una obra cumbre del rock nacional que, como los vinos y como Fito, con los años se pone mejor.
Pero Fito está generoso esta noche y, cambio de vestuario mediante, vuelve para regalarnos otros hits de su prolífica carrera como Al lado del camino y las rabiosas El diablo de tu corazón -que se hace carne al escuchar que “Las cosas tienen que estar bien/Ya no se puede estar peor) y Ciudad de pobres corazones.
Ya van dos horas de show, el Movistar Arena en penumbras, pasan unos cinco minutos y algunos se empiezan a ir cuando Fito se va para cambiarse el color verde por el rojo y entregar Dar es dar y cerrar con la festiva Mariposa tecknicolor, tras la que agradece al público enardecido “porque un concierto lo hacemos entre todos”, dice y que qué bueno que hayamos vibrado así esta noche y que la música y el rock (al que tantas veces le decretaron su muerte) sigan siendo inyección para la vida. Miramos el reloj y ya es martes. A dormir, que mañana se trabaja, pero qué bueno hacerlo inundados de amor. Qué bueno conciliar el sueño después de haber escuchado la banda sonora de nuestras vidas.
Ni una mueca de dolor
En medio de la montaña rusa de emociones por la que nos condujo Fito, cómo íbamos a imaginar anoche que algo en su interior le dolía y que, horas después, lo llevaría a anunciar la suspensión del último de sus conciertos en el Movistar Arena, tal como lo contó en sus redes sociales.
"Ayer realicé el concierto del Movistar Arena en Buenos Aires con un fuerte dolor del lado izquierdo inferior del tórax. Tomé lo que todo hijo de vecino. Antiinflamatorios y analgésicos. El dolor no cedió y se agravó al punto de declarárseme una gastroenteritis aguda”, empezó y luego: “Obviamente me veo en la triste obligación de suspender el concierto de hoy a la noche por expresa indicación de mis médicos. La recuperación será rápida pero me obliga a estar en reposo y con dieta estricta por tres o cuatro días. A la brevedad anunciaremos la reprogramación del concierto de acuerdo a la disponibilidad de la agenda del Movistar Arena”.
Finalmente concluye: “Gracias por el amor y la paciencia”.
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