“El libro de Boba Fett”: en “Star Wars”, otro heroísmo es posible
Edición Impresa | 18 de Febrero de 2022 | 06:13

“Star Wars” se moría. La franquicia galáctica parecía renacer con furia cuando, en 2012, Disney la adquirió prometiendo regresar a contar la historia de los Skywalker, pero la misión falló: aunque fueron éxitos de taquilla, las nuevas películas fueron cada vez más criticadas, con el octavo episodio, una reescritura del mito con mensajes humanistas, ecologistas y feministas, jedis con superpoderes y cierta solemnidad, generando una grieta profunda entre los seguidores de la saga. La novena entrega resultó un desordenado intento por arribar al punto de llegada pautado antes de comenzar la trilogía, que en lugar de beneficiarse con diversidad de ideas y aventuras al entregar las llaves a directores diferentes para sus tres filmes, resultó en una historia caótica con marchas y contramarchas, y sin temas o arcos que atravesaran la trilogía para darle unidad.
Para colmo, en medio habían visto la luz dos aventuras paralelas que ampliaban la historia: a la primera, “Rogue One”, la salvó una escena final que mostraba un despliegue de furia de Darth Vader, escena agregada en el final del rodaje; la segunda fue tan criticada que su fracaso y el del noveno episodio generaron que Disney frenara todo y decidiera volver a empezar con la franquicia que compraron por 4 mil millones de dólares.
Y entonces apareció la luz de la esperanza: en silencio, Jon Favreau (cineasta en ascenso gracias a su forma clásica de narrar) y Dave Filoni (el hombre que parece tener el pulso de “Star Wars”, creador de las celebradas “Clone Wars”) estrenaron para Disney+, la plataforma del ratón, “The Mandalorian”, pequeña historia sobre un mandaloriano y su cachorro, un bebé de la especie de Yoda, que le recordó a la audiencia qué había amado de aquella saga ahora demasiado grande, demasiado enrevesada para funcionar.
El spin off de “The Mandalorian”, “El libro de Boba Fett”, acaba de terminar, y aunque todos coinciden que Boba no tiene el carisma suficiente para llevar adelante una temporada de televisión, y aunque ha sido la tanda de episodios más despareja de Filoni y Favreau, esa esencia de lo que “Star Wars” debería ser sigue intacta: no tanto un escenario de batallas intergalácticas grandilocuentes, explosiones y conflictos, sino una aventura de las viejas, con aroma a western, con influencias del cine japonés de samurais, con efectos prácticos antes que efectos especiales, con mugre y arena.
También con una pizca de autoconciencia, para recordar que esto tiene que ser un asunto divertido.
Y sobre todo, con pocas palabras: la octava parte de la saga Skywalker fue una máquina de decir, de declamar, mientras que “The Mandalorian” y su spin off hacen lo contrario, sus personajes andan en silencio, emulando esos héroes del viejo western y el cine de samurais de pocas palabras y pocas pulgas, moral cuestionable pero también un código que siguen, en el que creen.
EL CÓDIGO
Ese código, y aquí lo más interesante de la apuesta, es el mandaloriano, y está reescribiendo lo que es el heroísmo en la saga galáctica. Luke Skywalker y la filosofía jedi encarnan al héroe individual: más allá de que siempre recibe el blondo espadachín láser una ayudita de sus amigos, es al final del día el héroe predestinado a restablecer el orden, y sus ideas presumen que el equilibrio y la fortaleza pueden alcanzarse en soledad, ideas con aroma a filosofía new age que no por nada calarían profundo en las sociedades consumistas, aisladas e individualistas del mundo neoliberal (al día de hoy).
Pero los mandalorianos, como explica “El libro de Boba Fett”, tienen un código distinto: la fuerza está para ellos en el grupo, en la comunidad, y la nobleza se encuentra en el sacrificio por el otro. Villanos en varias entradas de la saga, Favreau y Filoni subvierten ese orden, convirtiendo a la comunidad mandaloriana en protagonistas de otro heroísmo posible.
“The Mandalorian” estalló cuando llegó a las pantallas en plena pandemia, en parte gracias al Bebé Yoda, imposiblemente tierno, y quizás ha perdido impulso en medio de una marea de contenidos que agota al espectador y aplana la oferta. “El libro de Boba Fett” se presumía, además, una aventura paralela, más chiquita, alejada de la trama principal, y que se guardaran la sorpresa final bajo cuatro llaves no colaboró a que la serie irrumpa en la siempre cambiante conversación colectiva. Pero tras el éxito de las primeras dos temporadas, sin embargo, Disney ya hizo su próxima apuesta: el universo paralelo construido por Filoni y Favreau ya es el centro de la galaxia muy muy lejana.
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