Los civiles, las grandes víctimas golpeadas por la muerte y el éxodo
Edición Impresa | 24 de Febrero de 2023 | 01:24

Un año de guerra en Ucrania ha tenido un impacto en la población civil que Europa no conocía en décadas: desde los ocho millones de refugiados repartidos por el resto del continente a los más de 8.000 fallecidos por los ataques rusos, en acciones que en muchos casos han constituido crímenes de guerra.
“Cada día que continúan las violaciones a los derechos humanos se hace más difícil buscar una solución a este creciente sufrimiento y destrucción”, destacó el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk.
Según su oficina, que reconoce que las cifras reales podrían ser aún mayores porque no se tienen datos completos de localidades en el frente de batalla, al menos 8.006 civiles han muerto (487 de ellos niños) y 13.287 han resultado heridos desde el inicio de la invasión rusa.
Aunque casi la mitad de estos fallecimientos se produjeron en marzo de 2022, los civiles siguen siendo víctimas de los ataques rusos desde entonces, y se cuentan por cientos cada mes (200 en enero).
Otro duro precio a pagar por Ucrania en 12 meses de guerra ha sido demográfico: unos 14 millones de personas, aproximadamente un tercio de su población antes de la guerra, dejaron sus hogares, seis millones como desplazados internos y ocho millones como refugiados en el resto de Europa.
Polonia fue desde el inicio de la guerra el gran lugar de asilo para este éxodo ucraniano, y se mantiene como tal, con 1,5 millones de refugiados.
Otros países vecinos a Ucrania como Rumania, Moldavia o Eslovaquia también acogen importantes comunidades (de unos 100.000 cada uno), pero a lo largo de 2022 buena parte de los refugiados ucranianos se asentaron más al oeste: Alemania alberga 889.000, República Checa 489.000, e Italia, España y Reino Unido 160.000 cada uno.
Desde la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), se subrayó que pese a la generosidad en la recepción de asilados se mantienen muchos desafíos, debido al hecho de que muchos de estas personas son mujeres con sus hijos: “hay barreras de inclusión social, por caso por falta de aulas para estos niños, lo que dificulta a sus madres poder trabajar”, se explicó.
Otra gran herida abierta en el conflicto es la de los crímenes de guerra contra civiles atribuidos al Ejército ruso, bien en forma de ejecuciones sumarias en zonas que llegó a ocupar, o con ataques indiscriminados a objetivos no militares, desde edificios residenciales a escuelas, hospitales y otras infraestructuras.
Esas prácticas parecen copiadas de conflictos pasados lanzados por Moscú: se asemejan mucho a los crímenes que, se cree, cometió Rusia en las dos guerras de Chechenia (1994-2000), o incluso antes, durante la intervención de la Unión Soviética en Afganistán (1979-1989).
Las investigaciones de la ONU documentan por ahora al menos 441 asesinatos de civiles por parte del Ejército ruso en Ucrania (entre ellos 72 mujeres y 28 niños), tanto en lugares de detención improvisados como en los domicilios de las víctimas, frente a sus portales o en controles de seguridad sobre el terreno. En paralelo, otro informe de la Misión Independiente de la ONU describió terribles crímenes cometidos por los invasores rusos que van desde violencia sexual contra niños y ancianos a torturas a detenidos con métodos que incluyeron palizas, descargas eléctricas y desnudez forzada.
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