Sean Baker: el director de los caídos del sueño americano

“Red Rocket”, su última película sobre una estrella porno en la mala, esquivó los cines, pero podrá verse en el Cine EcoSelect

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Ya buena parte del cine no llega al cine. Le cuesta a Ari Aster, proclamado como maestro del nuevo cine de terror y cuyo último filme, con el ganador del Oscar Joaquin Phoenix, y que probablemente no se vea en la pantalla grande argentina. Le cuesta hasta a Indiana Jones, que debutó en las salas el jueves con expectativas de taquillazo y tuvo un tibio comienzo que pone en duda inclusive la rentabilidad de proyectos considerados masivos.

En el extremo opuesto, la absoluta independencia, Sean Baker, que filmó “Tangerine” con un iPhone (una combinación “de estilo propio y bajo presupuesto”), vio cómo su nominada al Oscar “The Florida Project” viajaba por el mundo de cine en cine. Su siguiente película, “Red Rocket”, sin embargo, casi ni se vio. Y sin embargo, figuró en casi todas las listas de “lo mejor” del año pasado, gracias a un desparpajo para contar la historia de un actor porno en la mala bastante ausente en el cine contemporáneo: por ese desprejuicio, los programadores del ciclo Cinefilia lo eligieron para abrir, mañana a las 20 en el Cine Eco Select del Centro Cultural Islas Malvinas, un mes dedicado a los “outsiders”.

Una etiqueta que le cae bien a Baker como cineasta, y también a sus personajes: un repartidor de comida a domicilio con deudas, prostitutas trans o una madre soltera y desempleada son algunos de los personajes de la filmografía del director, que retrata vidas ajenas al sueño americano, modelos “de capitalismo alternativo” en los márgenes de las ciudades.

Retratos con humor y acidez, siempre lejos del romanticismo pero también del miserabilismo: Baker defiende un cine “que humanice y permita empatizar” con vidas diferentes, que a veces ponen en cuestión los modelos tradicionales de familia, trabajo o comunidad. “A veces, el arte tiende a representar esas realidades, siendo condescendiente con estas personas y olvida que todos tenemos fallos, que en la vida de todo el mundo hay cosas buenas y cosas malas”, explica, en una entrevista con la agencia EFE.

VIDAS PRECARIAS

Según Baker, las circunstancias económicas o sociales de los protagonistas “no son la trama” ni limitan la historia: “Si no, se cae en mirar a los demás como a los otros, como a seres que nos son ajenos”.

Alejadas de las historias dramáticas de superación personal, en las películas de este cineasta los protagonistas se desenvuelven con normalidad en sus vidas precarias. Así, en “Tangerine”, por ejemplo, lo que preocupa a la prostituta trans protagonista no es haber estado en la cárcel, sino que su novio la ha engañado, y del mismo modo la niña de “The Florida Project” pasa el verano jugando con amigos en un motel a las espaldas de Disneyland mientras su madre se prostituye.

“Claro que quiero tratar temas importantes, tratar la injusticia, pero quiero dar al público general la posibilidad de conectar con la historia”, asegura el director, que apuesta por “inyectar humor” a la vida cotidiana de estos personajes.

“En mis películas, la gente no tiene cabida en el capitalismo normal y tiene que buscar otros medios para sobrevivir”

Sean Baker, director de “Red Rocket”

Todos ellos viven historias “universales”, a pesar de no tener vidas “habituales”, y Baker pone también el foco en la importancia de la comunidad: “Todos necesitamos que nos echen una mano, ya sea la familia, los amigos, o alguien que no esperamos que nos ayude”.

“Me doy cuenta de que he tratado cinco veces el trabajo sexual en mis películas, además de las economías ilegales o criminalizadas”, reconoce el director, a quien la venta ilegal de ropa, el trabajo de los repartidores o el cine porno le provocan una “fascinación sociológica”. Eso, dice, es lo que encuentra interesante de la vida fuera de los centros de las grandes ciudades estadounidenses, en barrios “que normalmente se representan en el cine de forma muy superficial”, donde “la gente no tiene cabida en el capitalismo normal y tiene que buscar otros medios para sobrevivir”.

“RED ROCKET”

La ciudad, su gente y sus historias son para Sean Baker “mejor educación que la recibida en las aulas”, y es eso lo que trata de filmar, un trabajo que considera “egoísta” porque le permite aprender y entretenerse, al tiempo que “capturar la deuda” que tiene desde que, de niño, empezó a ir al cine.

Sobre si considera que su cine es político, cree que “toda historia, toda película lo es”, especialmente viviendo en un país “tan dividido” como Estados Unidos.

Pero asegura que mantiene la “mente abierta” y tiene amigos “en ambos lados del pasillo” -a izquierda y derecha- y que, sobre todo, nunca quiere “predicar”. Lo que pretende, más bien, es mantener su visión política “disfrazada y escondida” mientras pone sobre la mesa problemas sociales “sin decirle al espectador cómo tiene que lidiar con ellos o lo que tiene que pensar”.

Y su última película, “Red Rocket” (primera de las cuatro propuestas del mes de Cinefilia, que proyectará además “Johnny Guitar”, de Nicholas Ray, “A taste of honey” de Tony Richardson y “Happy Together”, de Wong Kar-Wai), ha dejado a muchos sin saber qué pensar de Mikey Saber, una antigua estrella del porno que tras vivir una época dorada, el sueño americano, y ahora el absoluto fracaso decide regresa a su ciudad natal de Texas. Sin embargo, sus vecinos no están dispuestos a hacerle la vuelta nada fácil. Nadie le quiere de nuevo cerca, y con bastante razón: Mikey no es el tipo más confiable. Pero, claro, es un tipo tan chanta que termina siendo encantador, y consigue que le den una mano. ¿Para mejor o para peor?

 

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