Real o doble, da igual: el Luismi que volvió está en su mejor versión
Edición Impresa | 5 de Agosto de 2023 | 02:42

Que si es el real, que si el reemplazo, que si murió, que si está vivo. Ladridos, Sancho. Lo real, y concreto, es que el Luis Miguel que volvió al país, después de cuatro años de ausencia, está en su mejor versión.
De impecable presencia y voz, y dueño de una alegría permanente, sumada a sus clásicos movimientos sensuales con los que enloqueció a sus fans, el mexicano demostró que sigue siendo el rey en el inicio de su serie de diez shows en el Movistar Arena con el que abrió su esperado nuevo tour mundial.
Contra todos los pronósticos, Luismi, que salió al escenario a la hora pautada, ni un minuto más ni uno menos, sorprendió con una entrega absoluta en la que, casi de corrido, con apenas un cambio de vestuario, repasó de punta a punta sus más de cuatro décadas de hits pasando por todas sus facetas.
Desde sus ritmos bailables y poperos, hasta sus celebrados y románticos boleros, Luismi desplegó todo su histrionismo sobre el escenario en el que también hubo tiempo y lugar para géneros como el tango y el jazz; en el que se dio el lujo de jugar a interactuar a través de la pantalla con leyendas de la talla de Michael Jackson o Frank Sinatra.
Acompañado por una dinámica puesta visual, entre proyecciones de sus videoclips y visuales alusivas a cada canción, Luismi fue el protagonista exclusivo de la velada, dejando atrás los fantasmas que había oscurecido su leyenda en GEBA con un show que decepcionó hasta algunas de sus fieles seguidoras a quienes, no sólo les puso el micrófono durante toda la gala, sino a quienes, como el gran Houdini, se les desapareció sin despedirse antes de terminar el recital.
Sin embargo, vale mencionar, el mexicano logró limpiar después, en el Campo Argentino de Polo, aquella deplorable imagen con un concierto en el que, al menos, se lo pude ver y escuchar mucho mejor aunque no tanto como ahora.
Acompañado por una gran banda base de diez músicos que, en algunos momentos, se reforzó con instrumentos de cuerda, Luismi se mostró renovado y feliz. Es que en esta vuelta, el Rey Sol está enamorado, y parece haber dejado atrás los vicios.
Mucho más delgado, y enérgico, se lo vio disfrutando sobre el escenario y aunque no se tomó ni unos minutos para mantener un diálogo con sus fans, sí interactuó con miradas, gestos y algunas tocadas de mano a las fanáticas que estuvieron al borde del colapso. Incluso, una, casi se infartó cuando, en medio de un amontonamiento, le pudo dar un beso.
Y cuando el público, mayoritariamente femenino, imaginaba que el concierto estaba en tiempo de descuento, Luismi seguía sorprendiendo con un segmento Mariachi, que, claro, incluyó a un virtuoso conjunto que llenó de fiesta el estadio porteño colpasado por 15 mil almas extasiadas, entre gritos, llantos y hasta pelucas azules.
A lo Coldplay, el show incluyó una pulserita digital, que cambiaba de color e intensidad de luces según cada canción, y que sumó otra cuota de fiesta a una velada perfecta en la que no faltó nada, ni siquiera pelotas inflables gigantes que pusieron a jugar al cantante y sus fans.
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