José María Pallaoro

Edición Impresa

La casa de José María Pallaoro, editor y poeta recientemente fallecido, se encuentra en una calle arbolada de City Bell, cubierta por ramas, flores y enredaderas entrelazadas. Allí hizo funcionar la editorial de La Talita Dorada, creada por él hace veinticinco años y con la que logró editar más de 50 libros de diferentes autores. Allí esperaba a su gente, a los amigos, con un termo bajo el brazo y el mate ofrecido.

Pallaoro había nacido en La Plata el 28 de febrero de 1959. Poeta y periodista, había profundizado estudios literarios, del latín y las obras de autores españoles y argentinos. Como periodista condujo programas radiales platenses, tales como La máquina del tiempo, En la vereda del sol, Mariposas de Madera y la Talita Dorada. También dirigió revistas de poesía como El Espiniyo y libros de poemas como Páginas cubiertas de ceniza (1982-1990) Cuando llueve el mundo es otro (1985), En medio de la lluvia (1983-1991) y muchos más hasta este tiempo. Además, coordinó talleres literarios y espacios culturales. Financiamientos de su editorial a través de tareas particulares (talleres literarios, cursos, inclusive el desempeño de trabajos ajenos a la literatura), costos de la edición a cargo de los autores o, en algunos casos, a riesgo propio. Así, logró concretar esa fecunda siembra cultural, casi milagrosa.

En la ceremonia de despedida habló el poeta Néstor Mux. Dijo que se animó “a no coincidir con nuestra amada colega María Elena Walsh en aquello de que `un amigo nuevo no es lo mismo Pepe, nos quiere por la mitad´. Nosotros nos quisimos en su totalidad. Por ello, el dolor por su muerte lo abarca todo”, para añadir que “la semana pasada en el último encuentro en su casa, Elena Núñez, su mujer, nuestra amiga, me acompañó hasta la puerta y reflexionó sobre esta experiencia y este dolor que ahora nos hermanaba”. Y citó estos últimos versos de Pallaoro, de su libro “Son dos los que danzan”, en donde dijo: “Empujá la desdicha a un lado/ porque para el dolor/ siempre hay tiempo/ y recordá/ la vida/ no es más que estos pedazos de nosotros/ compartidos con los demás”.

 

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