Acciones concretas que garanticen la vida del Hospital de Niños

Edición Impresa

Hace pocos días el Hospital de Niños de La Plata cumplió su 130º aniversario de vida. Esto marca que nació tan sólo doce años después que la Ciudad, a la que desde entonces -si bien debió sortear períodos de crisis- acompañó con una prestación médica de excelencia hasta convertirse en uno de los motivos de permanente orgullo platense.

En ese contexto es que una treintena de médicos jubilados o que aún prestan en servicio en ese centro de salud dedicado a la franja infantil se reunieron en la sede del Gonnet Paleta Club para ratificar no sólo sus estrechos vínculos de camaradería, sino, fundamentalmente, para dar un nuevo testimonio del afecto que sienten por el lugar que lleva también, en forma más que merecida, el nombre de “Sor María Ludovica”, la emblemática enfermera y religiosa que empezó como despensera y empleada de cocina para terminar como una inspiradora y rectora de la vida del Hospital.

Tal como se detalló, los médicos presentes compartieron un almuerzo en la institución deportiva de la zona Norte de la Ciudad y brindaron por el cierre del año. Como se sabe, cada día 9 de diciembre, la comunidad del Hospital de Niños festeja el aniversario de la inauguración, que data de 1894.

Por entonces, las autoridades gubernamentales y la sociedad de beneficencia construyeron un centro asistencial para la atención exclusiva de pacientes pediátricos. Si bien la piedra fundacional se colocó en 1889, hubo un lustro de intenso trabajo para estrenar las primeras instalaciones. El nosocomio tenía dos salas de madera, con capacidad para 60 camas y un portón de ingreso. Además, el primer director, Arce Peñalba, ya exhibió una actitud altruista, pues donó todo su sueldo al servicio, sumándose luego a ese ejemplo -a lo largo de las décadas- el permanente y desinteresado acompañamiento de la población platense en defensa del Hospital.

Los altibajos experimentados por el centro pediátrico fueron gravitantes y se reflejaron, en algunas oportunidades, en crisis funcionales que lo pusieron al borde del colapso funcional. Se sucedieron, asimismo, conflictos de índole salarial o laboral que trabaron el servicio.

Padeció épocas de muy escasa dotación de médicos y enfermeros en varias salas, se debieron demorar en oportunidades las prestaciones a pacientes internados, se suspendieron operaciones en los quirófanos, entre muchas otras deficiencias. Pero siempre el Hospital renació, en especial por el multiplicado esfuerzo de sus planteles médicos y de auxiliares, y no faltaron en esas épocas muestras de solidaridad por parte de los grupos de voluntarios y de la población platense.

Sea como sea, nunca dejó de ser un espejo de lo que debe ser un hospital público, convertido desde hace mucho tiempo en centro de derivación para la Provincia y para pacientes de todo el país y, aún, del extranjero, que llegaron al Hospital de Niños atraídos por su calidad académica y sanitaria.

Orgullo de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires, el Hospital de Niños merece sin duda la mayor de las tutelas por parte del Estado y ver garantizado su presente y futuro con la más confiable dotación de recursos humanos y materiales.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE