En La Plata, a los jubilados los tienen de punto: la atan y golpean para llevarse sus ahorros
Edición Impresa | 30 de Mayo de 2024 | 02:09

Las personas de la tercera edad continúan siendo el blanco predilecto de los delincuentes con asaltos que cada vez revisten un mayor nivel de ferocidad y falta de humanidad.
Así lo demuestra el demencial episodio que le tocó vivir a una jubilada italiana de 73 años, cuyo domicilio se encuentra en Villa Elisa. De madrugada, recibió la desagradable visita de al menos dos desconocidos, que la castigaron de manera salvaje.
Todo con el objetivo de sacarle información sobre la ubicación de sus ahorros y demás objetos de valor. Lo peor es que, luego de obtener la información, en lugar de dejarla en paz, la ataron a una silla para ganar tiempo y retirarse del lugar sin mayores complicaciones.
Así, no solo demostraron una falta total de empatía y de respeto, sino que además dejaron a la mujer en un estado de indefensión absoluto.
El caso remite de forma ineludible a la reciente muerte de una veterinaria en City Bell y el que tuvo como víctima a una joyera en el Casco Urbano en 2021.
Ambas fallecieron luego de sufrir una descompensación, que estuvo provocada por el estrés sufrido tras ser asaltadas en su domicilio y posteriormente atada de pies y manos y abandonada por los delincuentes.
Lo ocurrido ayer en una casa ubicada en 419 y 25, pudo haber tenido el mismo desenlace, de no ser porque la víctima utilizó sus últimos esfuerzos para liberarse y pedir ayuda.
También tuvo lugar otra coincidencia. Justo cuando pisó la calle, un patrullero iba pasando por su cuadra, lo cual le dio más dinamismo al protocolo que se debe aplicar en casos como estos.
En base a lo que pudo averiguar este diario, el hecho tuvo lugar alrededor de las 4 de la mañana, cuando la dueña del inmueble se encontraba descansando.
Si bien el caso es materia de investigación, pero por los indicios hallados en la escena, todo apunta a que el ingreso de los delincuentes se concretó a través de una ventana, que solo debieron empujar, ya que se encontraba entreabierta.
Según fuentes oficiales, con el rostro cubierto para evitar que sus rasgos quedaran impresos en la retina de su víctima, los sujetos despertaron a la jubilada y, sin mediar palabra, comenzaron a zamarrearla y empujarla, mientras la amenazaban para que dijera dónde estaban sus posesiones.
Para ello emplearon todo tipo de oscuras técnicas de tortura. No solo la amenazaron con armas de fuego. También la cachetearon en repetidas oportunidades.
La intimidación y, el hecho de que la damnificada estuviera totalmente inmovilizada, surtió el efecto deseado y en pocos minutos tuvieron acceso a una suma de dinero cuyo monto, las fuentes evitaron precisar.
Finalmente, tras una horas de registro e intrusión en los ámbitos más íntimos de la damnificada, los sujetos abandonaron la escena.
Hay una especie de consigna que aflora cada vez que tiene lugar una situación de este tipo. “El dinero va y viene, lo importante es que no pasó a mayores”, es la valoración con tono de resignación, que suelen repetir muchas de las víctimas.
Quizás por ello este robo dejó un dolor inmenso en esta mujer. Es que no solo se llevaron sus ahorros. Además debió soportar cómo los delincuentes se apoderaban de sus alhajas.
Pese a que la mujer suplicó que no se las llevaran, los sujetos demostraron su total desprecio por ella.
Así, sin más, en sus bolsillos, estos ladrones se llevaron la historia de esta jubilada. Por más baratas o caras que fueran, muchas de esas piezas hacían revivir los momentos más preciados de su vida.
Y también se encargaban de evocar el recuerdo de aquellas personas que físicamente ya no están.
El caso tiene lugar en la misma semana en la que otros dos jubilados corrieron la misma suerte.
Hace 48 horas antes, en la calle 426 entre Camino General Belgrano y 22, un comerciante de 74 años fue víctima de un violento robo perpetrado por dos sujetos.
Días antes, un pintor de 69 años también había sido víctima de un brutal asalto en una vivienda de Villa Elisa, en la que se encontraba trabajando como cuidador.
Allí recibió golpe y pinchazos con un elemento punzante. Se trata de Ramón Barboza, quien se comunicó con este diario para reclamar que la Policía encuentre a los delincuentes, de quienes aportó información sensible.
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