Solidario gesto vecinal por una mujer desesperada
Edición Impresa | 10 de Febrero de 2025 | 03:21

En la mañana en la que perdió su casa, Patricia Fernández -viuda, 53 años- salió a realizar compras al almacén de siempre. Cuando regresó, su ropa, sus electrodomésticos, las fotos de toda su vida, las paredes que habitaba hace más de treinta años e incluso el árbol que ella misma había plantado, se habían reducido a un gran montículo de escombros.
A los pocos minutos de que una retroexcavadora demoliera la casa el pasado jueves 6 de febrero, en 50 entre 140 y 141, vecinos de Barrio Gambier se movilizaron al domicilio. Allí, después de encontrar a la víctima sentada en la vereda, pusieron manos a la obra para ayudarla.
Uno de ellos es Ezequiel “Kelo” Gorgone que, en diálogo con este diario, contó: “La tenían de rehén hace dos días. Lo sé porque la gente que quiso usurpar la casa se robaron algunos papeles de ella”. Aparentemente, según estimó el vecino, lo sucedido sería un nuevo caso de usurpación: “Algún vivo vendió la casa con Patricia adentro. Una pareja se metió adentro dos días antes de la demolición y cuando lograron que ella saliera, fue cuando tiraron la casa abajo”.
Ezequiel, al enterarse lo sucedido, realizó la denuncia en la Subcomisaría La Unión.
Sin embargo, el sábado, los implicados -un hombre y una mujer- volvieron por más: “Me avisan que estaban alambrando el terreno, entonces llamo a la comisaría y los aprehenden. Ellos decían que eran los dueños legítimos del terreno pero nunca lo pudieron demostrar”.
La carátula del caso es “Usurpación de propiedad en grado de tentativa y daño” y entre los datos incautados se detallan dos vehículos -uno de ellos era en el que se manejaban el hombre y la mujer implicados, que era robado-, postes de cemento, rollos de alambre de púa, alambre perimetral, una puesta de caño, 3 palas de punta y un rollo de alambre. A eso, hay que sumarle la contratación de la máquina que demolió el edificio. “Es una red. Hay más gente detrás. No es posible que dos personas hagan todo esto”, auguró Ezequiel.
“Los que vinieron decían que eran titulares pero eso nunca se pudo comprobar. Ahora guardé los papeles de compra venta de Patricia. Ella alquiló toda la vida con su marido y cuando pudieron, compraron. Después, a través de la Ley Pierri, comenzaron la escrituración que está inconclusa”, aclaró Ezequiel.
La Ley Pierri, o 24.374, es un régimen de regularización dominial que permite a las personas obtener el título de propiedad de sus viviendas. El procedimiento administrativo carece de intervención judicial y está pensado para aquellos que no tienen los recursos económicos para hacerlo por sus propios medios. Por eso, el costo del trámite es una contribución única del 1 por ciento del valor fiscal del inmueble.
Ante ello, es importante destacar que, además del boleto de compra y venta, Ezequiel guarda el documento de trámite de escrituración bajo la Ley Pierri de la damnificada.
ACOMPAÑAMIENTO VECINAL
Desde la demolición, los vecinos removieron los escombros, ordenaron lo que quedó a salvo, guardaron los papeles de propiedad de Patricia, cerraron el terreno con un alambrado y reciben donaciones para ayudar a la vecina de toda la vida. Además, se van turnando para darle techo y comida a la damnificada.
Cabe destacar la labor de Ezequiel, quien nucleó a los frentistas, realizó las denuncias correspondientes y prometió cuidar el hogar y la salud de Patricia: “Con los vecinos decimos que esto (por la propiedad destrozada) es de Patricia, y el día en el que no este ella, esto no es de nadie. Lo que hagamos acá, es para ella y será en su honor. Nosotros hacemos justicia social, y si no lo hacemos nosotros, ella se queda en la calle”.
Este vecino, que se dedica a rescatar animales, confesó a EL DIA que recibió “varias amenazas en redes sociales después de mostrar lo sucedido en el barrio Gambier”.
Por otro lado, siempre según el relato de los frentistas, “desde la Municipalidad prometieron acercarse a retirar los escombros y la instalación de una casilla para que la vecina implicada pueda dormir”. Ante ello, los frentistas analizan la idea de utilizar las paredes que quedaron en pie para reconstruir el domicilio.
No obstante, al término de esta edición, desde la Comuna local no respondieron la consulta de este diario sobre qué pasará con la damnificada, sus pertenencias y su domicilio.
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