Levadura seca en polvo o fresca en cubitos, esa es la cuestión
Edición Impresa | 9 de Marzo de 2025 | 04:31

A la hora de elegir entre levadura seca en polvo o fresca en cubos para leudar una masa, la decisión depende de varios factores, desde la practicidad hasta el sabor final del producto horneado. La levadura fresca, que se presenta en cubos húmedos, es la elección tradicional de panaderos artesanales porque aporta un aroma más pronunciado y una fermentación más activa en masas con largos tiempos de reposo. Sin embargo, su principal desventaja es su corta vida útil, ya que debe conservarse en frío y utilizarse en pocos días antes de que pierda efectividad.
Por otro lado, la levadura seca en polvo es una alternativa más práctica y duradera. Al estar deshidratada, tiene una vida útil considerablemente mayor y no requiere refrigeración, lo que la hace ideal para quienes hornean esporádicamente. Su rendimiento es también más estable, ya que viene envasada con una concentración uniforme de microorganismos activos, lo que facilita su dosificación y garantiza un resultado predecible en la fermentación. A diferencia de la fresca, necesita rehidratación previa en algunos casos, aunque existen versiones instantáneas que pueden mezclarse directamente con la harina.
Desde el punto de vista del resultado final, la diferencia entre ambas es mínima cuando se utilizan correctamente. Mientras que la levadura fresca puede ofrecer matices de sabor más complejos en recetas de fermentación lenta, la levadura seca es más accesible y versátil, sobre todo en el hogar. La elección dependerá, entonces, del tipo de pan o masa que se quiera preparar, del tiempo disponible y de la frecuencia con la que se hornee, aunque ambas opciones son perfectamente válidas para obtener un buen levado.
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