Juan Pablo Raba: “La representación latina en Hollywood sigue siendo muy baja”
Edición Impresa | 20 de Mayo de 2025 | 03:17

Figura central en su país, Colombia, actor, presentador, productor, Juan Pablo Raba busca hace rato meterse en Hollywood. Y lo va logrando: trabaja en la temporada número 26 de “La ley y el orden: Unidad de Víctimas Especiales” (ya disponible en Universal+), que cuenta otra vez con dirección de Juan José Campanella, y, como él mismo dice en diálogo con EL DIA, “para cualquier actor que quiera trabajar en el mercado norteamericano, ‘La ley y el orden’ es un rito de pasaje”.
Raba se integró a la familia de “La ley y el orden”, una de las series más longevas de la televisión norteamericana, y aprovechó la experiencia: “Como productor, como realizador, es muy impresionante ver esa maquinaria que no para, uno se pregunta cómo hacen para estar al aire hace 26 años y que la gente siga entusiasmada”, cuenta Raba, para quien “uno de sus logros más importantes es ese: han ido cambiando con los tiempos y han cautivado audiencias de diferentes edades, de diferentes generaciones, de diferentes nacionalidades”.
Raba cuenta que fue el showrunner de la serie, David Graziano, quien lo llamó: se conocían de “Coyote”, serie que protagonizó el nacido en Bogotá, y “quedamos en muy buenos términos, intentando siempre trabajar juntos. Cuando entró a ‘La ley y el orden’ lo intentamos varias veces. No pudimos por cuestiones de horarios míos, hasta que se dio”.
Y, dice, “se dio de una forma muy bonita: a mi me gusta cuando me llaman para hacer algo que se aleja del cliché, de lo que se espera audiovisualmente que sea un latino, de la manera en que la gente está acostumbrada a verme en Estados Unidos, donde he hecho de militar, de mafioso, papeles de carácter, de tipo malo”.
En “La ley y el orden: UVS”, temporada 26, Raba interpreta a un abogado, Andrew Vaughn, no a un narco o a un padre violento. Y “no tiene peso su nacionalidad: no importa de dónde es. Y así deberían ser las cosas: somos actores, estamos para contar historias, y las historias no deberían ser tan sesgadas, a no ser que se necesite específicamente para la historia hablar de la etnicidad del personaje”.
¿Señal de que las cosas han cambiado en Hollywood en torno a la representación latina? “Me encantaría decir que está cambiando, pero las cifras dicen lo contrario: las cifras muestran que la representación latina en Hollywood sigue siendo muy muy baja. Se está abriendo el espectro de papeles que nos llaman a representar, pero de todas maneras siguen estando adheridos a un contenido étnico: si es un personaje mexicano, tenemos que mostrar que es mexicano, con la abuela mexicana, que come tacos mexicanos…”, contesta Raba. “Yo creo que el cine y la televisión tienen que ser más mágicas, a menos que nos metamos en historias donde sea muy importante decir por qué la nacionalidad influye en la historia. Si no, no debería importar”.
“Porque”, sigue el actor, “los problemas que tenemos todos los seres humanos son bastante similares: un papá, en México, en Argentina, en Estados Unidos, quiere poner comida en su mesa, que a su hijo le vaya bien. Las circunstancias son diferentes pero los objetivos son similares”.
A Raba lo dirige en “La ley y el orden” Juan José Campanella, el cineasta argentino de “El secreto de sus ojos”, y, cuenta, “es la principal razón por la que me siento agradecido de ingresar en la serie”.
“‘El hijo de la novia’ es una de las películas más importantes de mi vida”, contó Raba
¿Por qué? “El hijo de la novia”, confiesa, “es una de las películas más importantes de mi vida”. Por eso, “desde que me volví actor, soñaba con trabajar con Campanella. Es un sueño hecho realidad. Y es todo lo que puedes esperar de él, y más: encontrarte con directores que sean amables, gentiles, que no levanten la voz, que intenten sacar lo mejor de uno, siempre con una sonrisa, no es tan fácil, es un trabajo de mucha presión”.
Raba sabe de presión: conduce el exitoso podcast “Los hombres sí lloran”, un espacio donde reflexiona sobre los problemas y dudas del hombre en la modernidad, sin tabúes, a calzón quitado.
El proyecto, cuenta, “nació de mi propia crisis de salud mental, de mi crisis de mediana edad. Y de mi necesidad de encontrar más herramientas, de compartirlo con la gente y, eventualmente, de normalizar la conversación: de que podamos hablar abiertamente de salud mental”.
Y de a poco, “lo que iba a ser un ejercicio particular, personal, hoy es una especie de movimiento: iban a ser cuatro episodios, hoy son más de 40. Entonces, estoy agradecido y conmovido”.
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