Moverse y socializar: el impacto emocional del ejercicio compartido

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Envejecer de manera saludable va mucho más allá de mantener músculos y articulaciones activas: también implica nutrir el espíritu y los lazos sociales.

En este sentido, los grupos de actividad física y talleres para adultos mayores se han convertido en verdaderos refugios de bienestar emocional, capaces de transformar la rutina y mejorar la calidad de vida.

Diversos estudios señalan que las personas mayores que participan en clases grupales presentan mejores indicadores de salud mental: menos síntomas de depresión, menor percepción de soledad y una autoestima más alta.

La razón es sencilla: la actividad física compartida ofrece un doble beneficio. Por un lado, promueve el ejercicio aeróbico, la flexibilidad y el fortalecimiento muscular; por otro, genera un entorno de socialización clave para sostener el entusiasmo y el compromiso con la rutina.

Cuando uno sale de su casa y se encuentra con otros, se genera una red de contención que es clave para sostener la motivación y para el bienestar emocional. Lo cierto es que la gimnasia funcional en grupos, el yoga adaptado, las clases de baile y hasta las caminatas barriales organizadas son excelentes alternativas para sumar movimiento con alegría y reforzar el sentido de pertenencia.

El año pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) presentó el cuarto ‘dosier’ estadístico sobre personas mayores. Entre los múltiples datos, el documento afirmó que “la realización de actividades permite a las personas mayores relacionarse con otros; mejora su salud física y mental, y contribuye a la longevidad y a una mayor calidad de vida”.

A su vez, otros documentos aseguran que más de la mitad de las personas mayores de 60 años experimentan sentimientos de soledad en algún momento.

Esta cifra exhibe la importancia de construir redes de apoyo que vayan más allá de la familia y que permitan compartir intereses, desafíos y logros. Y es precisamente en los grupos de gimnasia y talleres recreativos donde esas redes florecen.

Las actividades grupales son también un motor para mantener el compromiso con la actividad física. Cuando el ejercicio se realiza en compañía, la adherencia a largo plazo aumenta. Es que la sensación de que “me esperan” y el placer de compartir la actividad son estímulos más fuertes que la voluntad individual.

En La Plata los centros de jubilados, clubes barriales, organizaciones vecinales y hasta municipios ofrecen talleres gratuitos o a bajo costo que combinan música, ejercicios y recreación. En muchos casos, estas clases se desarrollan en plazas y parques, aprovechando los espacios verdes y el aire libre, lo que potencia aún más los beneficios para la salud física y mental.

Es importante destacar que, tras la pandemia, muchas personas mayores se adaptaron a la tecnología y descubrieron las ventajas de las clases virtuales grupales. Para quienes tienen dificultades de movilidad o viven lejos de los centros de actividad, la gimnasia online se transformó en un salvavidas.

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