Entre la desmotivación de los alumnos y el desgaste de los docentes

Mucho se habla sobre el impacto de las pantallas, pero una educadora apuntó a otro aspecto: la falta de especificidad de la escuela

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En épocas de sobre estimulación, de invasión de las pantallas y de la inmediatez que eso conlleva, los docentes se enfrentan al desafío de captar la atención de sus estudiantes, tarea que se vuelve cada vez más difícil.

“Trabajo en el sistema hace muchos años y la escuela que me formó, la escuela que conocí, la que me abrió las puertas cuando empecé a trabajar como docente, ya no existe. Pretender hacer un análisis sin tener en cuenta esta premisa, no sirve”, apuntó Ana María Stelman docente de una escuela primaria de la Ciudad. En 2021 la maestra fue seleccionada entre los diez mejores educadores del mundo.

“Nuestra sociedad ha ido cambiando. Y la escuela no puede ni debe estar ajena a esa evolución. Y no digo que sea mejor o peor. Solamente presento la situación en tanto la escuela es la encargada de preparar a las nuevas generaciones para su vida en sociedad”, agregó la docente.

A pesar de este nuevo escenario, los desafíos a la hora de enseñar siempre existieron y es ahí donde la experiencia se vuelve la aliada número uno para pensar estrategias que ayuden a captar la atención de los chicos. En ese sentido, Stelman aseguró que para eso no hay nada “mejor buscar ser parte de ese equipo que se forma en marzo, desde la diversidad absoluta: intereses, motivaciones, inquietudes, capacidades y modos de aprender tan diferentes enriquecen ese trayecto del ciclo escolar”.

Pero esto no siempre funciona y ya sea por falta de interés, por los tiempos distintos de atención, por la intromisión de las pantallas en el aula o cualquier otro factor externo, los docentes se topan con alumnos desmotivados y “conquistarlos” es una misión casi imposible.

“Nuestro desafío como docentes es encontrarle la vuelta para que se interese. Todos aprendemos de diferentes maneras y nos gustan cosas diferentes. Mi planteo siempre es desde el concepto de equidad. Es aceptar las diferencias y actuar en consecuencia”, aconsejó la docente.

Las pantallas no son el único mal

Desde hace años se leen informes sobre el impacto negativo de las nuevas tecnologías en el aprendizaje. De cerebros “tecnoadictos” que ya no pueden prestar atención más que un puñado de minutos y de una sobre estimulación tecnológica que derivó en la falta de lectura y comprensión.

Pero desde su experiencia, para la docente, el problema de la educación no nació con la masificación de la tecnología sino con una crisis en el sistema en la que “los maestros debemos ocuparnos de situaciones ajenas a nuestro rol” denunció y aclaró: “lo hacemos porque sabemos que un niño aprende si cuenta con esas necesidades básicas satisfechas. Trabajar así produce un desgaste profesional que desmotiva”.

“Creo que la problemática no pasa por la exposición a estímulos, sino por la pérdida de la especificidad de la escuela”, remarcó y consideró: “Que los chicos estén expuestos a estímulos no significa que no se interesen por lo simple y cotidiano”.

Otras Necesidades sociales

A lo que la docente apunta con esta falta de especificidad de la escuela es a que los educadores además de enseñar también deben contener otras necesidades sociales de los chicos que tienen que ver con “la salud mental, la atención primaria de la salud, la entrega de alimentos, la escucha para familias desorientadas, la provisión de zapatillas, medias y abrigo”, enumeró Stelman.

“Trabajar así produce un desgaste profesional que desmotiva”, afirmó y analizó: “Desde mi humilde opinión, hay un planteo profundo que debe realizarse si se pretende mejorar los resultados actuales. No pasa por las pantallas. Mi escuela no las tiene, trabajo en una comunidad que no tiene ese problema. Esto no se soluciona poniendo parches. Creo que es el momento de ver la realidad, y actuar en consecuencia”.

A pesar de que no se el escenario ideal, durante su carrera los docentes se cruzan con alumnos desmotivados o inquietos “a veces es uno, otras son varios, ahí está el desafío”, aseguró. Y esto no está mal ya que “la escuela es el espacio en el que los chicos ‘son chicos’, naturalmente son inquietos y quieren aprender. Es nuestra naturaleza. A veces su interés no pasa justo por donde queremos, de ahí las dificultades. Pero un maestro puede hacer un espacio para atenderlo y luego llevarlo al lugar esperado”, concluyó.

“Nuestro desafío como docentes es encontrarle la vuelta para que se interesen”

Los docentes además de enseñar también deben contener otras necesidades sociales

 

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