Derecho gana la pulseada por la casa de calle 47

Los representantes de la UNLP resolvieron que el inmueble vuelva a estar bajo la órbita de esa facultad, que mudaría allí sus institutos de investigación
Aunque su pedido no será satisfecho en forma inmediata como lo solicitaba, el decano de la facultad de Derecho consiguió que el consejo superior resuelva a su favor en la pelea que mantiene con las autoridades de Ciencias Naturales, por la posesión de la casa ubicada en 47 entre 5 y 6. Según dispuso anoche el cuerpo en la que sería la última sesión del año, el inmueble actualmente ocupado por institutos de investigación de la unidad de 122 y 60, deberá ser restituido a Derecho en un plazo de 180 días.
La decisión surgió de una propuesta elaborada por los consejeros en el marco de una dilatada discusión en la que también se había mencionado pasar el expediente con el reclamo a la comisión de Planeamiento, y que desde allí surgieran propuestas para solucionar la disputa.
Esa alternativa parecía imponerse entre los consejeros antes de la votación, pero finalmente, con 34 votos contra 11, la casa deberá ser restituida a Derecho, cuyas autoridades piensan mudar allí sus institutos de investigación.
Finalmente, la moción más votada también incluye el pase a esa comisión y que con la transferencia dispuesta se elabore una propuesta de ubicación para los institutos INREMI e INGEA, de Ciencias Naturales.
La disputa entre las autoridades de ambas facultades se había recalentado en los últimos días cuando el consejo académico de Ciencias Naturales elaboró una declaración en oposición a que el consejo superior trate ese tema. Esa propuesta fue llevada al cuerpo por el decano Caballé, quien en el transcurso del debate reconoció la propiedad de la facultad de Derecho sobre ese inmueble, pero reclamó a la Universidad la finalización de las obras para Ciencias Naturales en 122 y 60, de modo que pudieran trasladarse allí sus institutos.
Durante el debate, en el que los afectados por la disputa defendieron sus derechos, pero no dejaron de reconocer los problemas de espacio que afectan a la mayoría de las facultades, abundaron las chicanas entre los representantes de ambas unidades académicas.
El decano Marafuschi inició la ronda de exposiciones con algunas consideraciones sobre las ciencias exactas y las sociales: "ellos inventaron la bomba atómica, pero el Derecho, desde el código de Hamurabi ha impedido que se mate la gente", dijo en una de las figuras que usó para reclamar mayor espacio físico para su facultad contra la supuesta importancia desmedida que se daría a los exponentes locales de las denominadas ciencias duras.
Pero la ira de los representantes de Ciencias Naturales se manifestó cuando, con la decisión tomada, el presidente de la UNLP tomó la palabra para expresar que "el instituto que funciona en ese casa descubrió el yacimiento de oro más importante del país" y que a partir de un convenio firmado con la provincia de Santa Cruz -donde está ubicado- "es explotado por empresas transnacionales".
Sintiéndose afectados por la resolución del cuerpo y por la apreciación de Luis Lima, el decano Marcelo Caballé y algunos representantes de la comunidad académica de la facultad reaccionaron a lo gritos con expresiones tales como que "esos trabajos no dan regalías" y que "el convenio fue firmado por usted con la Provincia".
Más allá de las consideraciones políticas -"ellos trabajan para los capitales trasnacionales y no se pueden alquilar una casa. Después vienen con discursos moralizantes, sobre el capitalismo", ironizaban luego desde el rectorado-, la intempestiva reacción intentaba mostrar que ese instituto y la facultad en particular no obtendrían beneficios de los trabajos como para no sentirse "despojados" por el cambio de propiedad de la casa hacia su destinatario original, cuando fue comprada por la UNLP en la década del sesenta.
Un pasaje de la última sesión del año del Consejo Superior de la UNLP