La juventud se abalanza sobre el diván

La imagen del psicólogo independiente quizás se encuentre hoy menos cerca de la norma que de la excepción. Más de un tercio de los profesionales matriculados en La Plata son jóvenes con menos de cinco años de ejercicio profesional y grandes dificultades para abrirse camino hacia el consultorio propio. El fenómeno es producto de una explosión de inscriptos a la carrera de Psicología que se registró a fines de los '90 y cuyas razones parecen configurar todo un misterio.

Qué hace que algunas vocaciones cobren de pronto ímpetu y multipliquen la oferta laboral en ese campo es algo siempre difícil de desentrañar. En los claustros académicos suele hablarse de "modas". Pero si las causas son a menudo esquivas, sus efectos resultan por el contrario bien evidentes. Sobre un total de 2.300 psicólogos matriculados, en nuestro Distrito tenemos hoy unos 820 de ellos que recién comienzan su carrera profesional.

Para esa enorme franja de nuevos profesionales, la inserción laboral no es ciertamente sencilla. Lo reconocen sus propios protagonistas, pero también el Colegio de Psicólogos, que observa el fenómeno como una de sus grandes preocupaciones a resolver.

El mayor obstáculo, coinciden unos y otros, es la tendencia generalizada hacia la práctica clínica, una tendencia que es casi una impronta de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata, de donde proviene cerca del 80 por ciento de los profesionales que se matriculan cada año en nuestro Distrito.

Sucede que este tipo de práctica, la más tradicional dentro de la profesión, no encuentra correspondencia en la oferta de trabajo. Las vacantes tanto en el sector público como en el privado son escasas. Y quienes deciden ejercerla por su cuenta, desde su propio consultorio, se topan con la dificultad de reunir pacientes en la cantidad necesaria para que resulte rentable.

El problema, sin embargo, no es que haya menos pacientes. De hecho, la demanda de atención psicológica -reconocen desde el propio Colegio- ha venido creciendo en los últimos años. El problema está en que, sin una trayectoria a la espalda y cierto renombre que los avale, los nuevos psicólogos no logran captarlos al punto de poder vivir de eso.

Si bien se trata de una dificultad afín a muchas otras profesiones independientes, la perspectiva que enfrentan los psicólogos parece ser mucho más compleja. Mientras que médicos y odontólogos, por mencionar sólo dos ejemplos, cuentan con espacios de formación laboral que les permiten acumular experiencia una vez graduados, en el campo de la psicología esos espacios casi no existen.

En suma, nadie sabe qué ocurrió exactamente hace unos diez años, cuando las aulas de Psicología se vieron de pronto colmadas de inquietudes; pero lo que está claro es que la profesión ha caído ahora en un amenazante atolladero.

PREOCUPACION EN EL COLEGIO

"Yo no sé que pasó exactamente hace uno diez o doce años en la Facultad, pero sí lo que dicen esas mismas personas hoy; porque desde el momento en que se matriculan empiezan a ser nuestra preocupación: dónde van a trabajar. Es la pregunta que nos venimos haciendo en los últimos años", reconoce Griselda Branda, la presidente del Colegio de Psicólogos del Distrito XI, que abarca La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena, Chascomús, Pila, General Belgrano, Monte, Brandsen, Castelli y Punta Indio.

Para empezar a responder esa pregunta, el Colegio realizó varias encuestas dirigidas a sus nuevos matriculados, unos 820 profesionales que salieron de la facultad hace menos de cinco años. El resultado de ellas terminó de confirmar lo que sus autoridades ya observaban: "la gran mayoría aspira a insertarse en el campo de la clínica", cuenta Branda.

"El grueso de nuestros estudiantes egresan con un interés centrado en el campo de la práctica clínica y, dentro de eso, el discurso predominante es el de la escuela lacaniana", reconoce también Edith Pérez, la decana de la Facultad de Psicología de la UNLP, desde donde salen cada año unos 350 nuevos psicólogos.

Si bien apenas unos 100 de ellos se matriculan luego en La Plata, su aspiración generalizada no se condice con la oferta del mercado laboral en el Distrito. "Las fuentes más importantes de trabajo son el Servicio Penitenciario y la dirección general de Educación", reconoce la decana. "También el ministerio de Desarrollo Social", agregan desde el Colegio.

Mientras tanto, el área de la salud -que podría sospecharse como el receptor natural de todos esos nuevos recursos- ocupa un segundo plano con una oferta laboral "muy acotada". "Muchos de nuestros egresados se postulan para las residencias hospitalarias pero son pocas las que hay en la Provincia", señala Pérez.

En el Colegio expresan ese déficit términos concretos: "en La Plata, donde existe una cantidad inusual de hospitales, la disponibilidad de residencias no pasa de las diez vacantes por año. Es una vieja pelea. Se han ido jubilando psicólogos en los hospitales, pero esos cargos no han sido cubiertos", aseguran.

Para los cerca de cien profesionales jóvenes que se matriculan en nuestro distrito cada año, esas escasas residencias son el camino más directo hacia un consultorio propio, ya que el hospital no sólo les ofrece experiencia sino la posibilidad para hacerse de un nombre. Para los que quedan fuera, la gran mayoría, el camino no es tan directo.

EN BUSCA DE EXPERIENCIA

Se calcula que a los cinco años de ejercicio, un psicólogo independiente que no recibe derivaciones de colegas tiene en promedio unos cinco pacientes y cobra por sesión unos 50 pesos. Sus ingresos apenas alcanzan para cubrir el alquiler de un consultorio compartido, y mucho menos para hacer sus aportes: unos 80 pesos al mes en la cuota de la Caja más otros 200 de matrícula anual.

La ecuación -observan desde el Colegio- recién empieza a cerrar a los diez años de ejercicio, cuando el número de pacientes por profesional supera en promedio los quince y sus honorarios ya no son más modestos. Pero para llegar a eso se requiere una trayectoria clínica que hoy constituye el principal obstáculo para los nuevos psicólogos.

A falta de espacios de formación laboral en el terreno de la clínica, los padrones cerrados de las Obras Sociales son una alternativa para los nuevos profesionales. Pero sólo para aquellos que ya tienen de tres años de ejercicio, ya que éste suele ser el requisito mínimo.

Con una amplia franja de matriculados que no llegan a cumplir con ese requisito de base, el Colegio de Psicólogos ha comenzado a apostar fuerte a lo que se conoce como Sistema de Atención Comunitaria. A través de este mecanismo, que permite acceder a un psicólogo en forma gratuita, se presta un servicio a la comunidad; pero también, a cientos de profesionales jóvenes entrampados entre las limitaciones del mercado laboral y la explosiva oferta de atención en el rubro.

DISPERSION

De los cerca de 350 licenciados en psicología que egresan cada año de la Universidad Nacional de La Plata, sólo unos 80 se matriculan en el Colegio de Psicólogos del Distrito XI -que además de La Plata, abarca a Berisso, Ensenada, Brandsen, Magdalena, Chascomús, Punta Indio, Pila, Castelli, General Belgrano, General Paz y Monte-. El resto se instala luego en otras localidades del interior.