Un grito heroico desde el Mineirao para toda América

El pitazo final de Chandía desató la locura dentro de la cancha, en un sector del enorme estadio Mineirao y en toda la ciudad de La Plata. Corrían como locos, desesperados y se buscaban para abrazarse y no soltarse más. Esas camisetas a rayas verticales de color rojo y blanco se apiñaron en el centro del campo de juego. Mientras todo el banco de suplente se lanzaba al encuentro con cada uno de los once gladiadores que lucharon a brazo partido, una final que quedará en la historia de esta edición. La 50º Santander Libertadores, ya viaja rumbo a la Argentina. Como en aquella otra final que este grupo ganó la final del torneo Apertura 2006, tanto la Bruja Verón como el resto de los muchachos, recordaron a su querido amigo Leandro Ruso Prátola.

Atrás quedó una gran batalla, jugada a matar o morir y así terminó, uno levantando el trofeo de la Copa Santander Libertadores y el otro mordiendo la bronca por la chance desperdiciada. Pero esta es así. Este grupo se bancó una vez más transformarse en un equipo con esa mística copera difícil de explicar.

EL RUSO ESTUVO PRESENTE

La leyenda "Ruso estás con nosotros", pudo más que esa, que en la previa recorría las calles de Belo Horizonte, esa frase que hablaba ya de un "Cruzeiro Tricampeón". Fue una motivación más para el grupo para afrontar este gran desafío que no podía entender como los del Cruzeiro festejaban por adelantado.

Ninguno de los dos equipos dio una pizca de ventaja. Cada pelota que se corrió y se luchó parecía ser la última de sus vidas. brasileños y argentinos, Cruzeiro y Estudiantes se plantaron como dos grandes finalistas de este torneo que los tuvo como rivales ya desde la fase inicial de este certamen. Se repartieron triunfos y goleadas, pero en esta final por partida doble, plantearon una estrategia muy distinta y más comprometida con lo que estaba en juego.

Mientras la Brujita levantaba el enorme trofeo, la ciudad estallaba como pocas veces. El ¡Dale campeón, dale campeón! y la foto del equipo,todos tirados en derredor del trofeo, que recorrerá el mundo entero, será una postal más en los medios de la Argentina. Y el tributo al su gente, fue el punto final de una fiesta que recién empezaba a rodar.