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Economía |EL FENOMENO DEL ENGORDE A CORRAL

La carne de feedlots desplaza a la tradicional en la Región

Ya conforma el 55% de la oferta en carnicerías y supermercados. La polémica por el sabor

La carne de feedlots desplaza a la tradicional en la Región

El feedlot Las Marías, en Brandsen. El tractor lleva un mixer que dos veces por día, los 365 días del año, vuelca alimento balanceado en los comederos para el ganado. Más de 5.000 animales se alojan en un predio de 12 hectáreas

2 de Mayo de 2010 | 00:00
El chofer del tractor naranja sube el volumen del estéreo a pleno pero no se distrae: sabe que la balanza manda. Por eso no saca los ojos de un display electrónico que le indica cuándo tiene que "cortar el chorro" de alimento que vuelca en los comederos de hormigón. Ese tractorista es uno de los protagonistas del fenómeno del feedlot, un sistema intensivo -y para algunos polémico- de engorde de ganado en corrales. Es el mismo que el año pasado garantizó el abastecimiento tras una histórica sequía, y el mismo que ya está presente en el 55% de la carne que se consume en el Gran La Plata.

En Brandsen, a 40 kilómetros de nuestra ciudad, un feedlot de 12 hectáreas con capacidad para 5.000 animales -hay 2.189 establecimientos en todo el país, según cifras del Senasa- es uno de los escenarios del fenómeno que no para de crecer: en 2001, el engorde a corral aportó 1,5 millones de cabezas a la faena nacional. Y apenas ocho años más tarde, más precisamente hace cinco meses, cerró un año récord con 6 millones.

Ahora, ya lejos de las vacas pastando en la pradera, la nueva postal de la ganadería argentina parecería la de corrales repletos de ganado, como la que ofrece el feedlot Las Marías, en Brandsen, que este fin de semana le daba la bienvenida a una nueva "tropa" de animales de 200 kilos promedio. En base a una dieta de alimento balanceado, dentro de 3 meses, a lo sumo 4, dejarán el predio de la ruta 29 rumbo al matadero con un peso de 320 kilos. En el sistema tradicional o pastoril, llegar al mismo peso demanda entre 16 y 24 meses.

La "tropa" de Brandsen pasará los próximos días en "plazoletas de acostumbramiento", y luego de los controles sanitarios de rigor, irá a los corrales con el resto del ganado. Ahí esperará paciente el paso del tractor naranja, que dos veces por día -mañana y tarde-, los 365 días del año, volcará el alimento en los comederos con precisión matemática.

Todo eso sucede en un predio de apenas 12 hectáreas, una superficie si se quiere modesta, pero suficientemente grande para alojar a 5 mil animales en el formato feedlot.

UN NEGOCIO QUE ENGORDA

Tomás, uno de los trabajadores del feedlot, recibe y vacuna a la 'tropa' que este fin de semana llegó a BrandsenEl fenómeno del feedlot no es argentino sino mundial. Claro que el avance a nivel nacional tiene motivos propios. Para los especialistas, el principal tiene que ver con el crecimiento de la agricultura y los números son elocuentes: en los últimos 6 años, con la soja a la cabeza, dicen que "la siembra se llevó 13 millones de hectáreas", entre ellas las mejores para el desarrollo de la actividad ganadera.

"El proceso de engorde tradicional o pastoril demanda hasta 24 meses. En esos dos años se pueden levantar cuatro cosechas semestrales", le dice a EL DIA Juan Carlos Eiras, presidente de la Cámara Argentina de Feedlot y así grafica el fenómeno de las vacas que se quedan sin tierra y van a parar a los corrales de engorde.

"TERNEZA Y JUGOSIDAD"

Pero la escasez de tierra ganadera no es el único factor que explica el fenómeno. La de feedlot es la carne que "hoy elige el ama de casa" en carnicerías y la que comercializan las grandes cadenas de supermercados en todo el país. ¿La razón? Netamente comercial: el producto que se presenta en góndolas es homogéneo, hace su fuerte en "terneza y jugosidad", y no tiene la grasa amarillenta que no pocos recuerdan con nostalgia cuando se habla de la típica tirita de asado argentino.

"Es lo que elige la gente. Se trata de una transformación cultural y la aceptación es tan alta que ahora los carniceros no quieren volver a la carne pastoril. Por algo se paga hasta un 20 por ciento más en Liniers", dice Eiras, que desde el año 2000 explota el engorde a corral y hoy, desde la Cámara, representa a más de 500 empresas de todo el país.

Como sea, lo cierto es que ahora más del 50% de la oferta cárnica de las grandes ciudades ya corresponde a animales de engorde a corral, según datos del sector. A tal punto llega el avance del feedlot que el año pasado fue el responsable de garantizar la demanda de carne en el país de los campeones mundiales del consumo: 73,9 kilos por año, según datos de la industria.

SISTEMA POLEMICO

Pero no todas son flores para el feedlot. Desde la otra vereda no son pocos los que apuntan al sistema intensivo de engorde por el impacto ambiental del estiércol que generan miles de animales encerrados en pequeños corrales. Además, se critica la "falta de sabor" con respecto a la pastoril, es decir la tradicional carne argentina (ver aparte).

Como el pollo parrillero que irrumpió en escena hace 15 años, el pescado de criadero que hoy se sirve en la mayoría de los restaurantes -incluso en muchos cuya especialidad es justamente el pescado- y hasta el tomate que ahora "aguanta el manoseo en las góndolas" pero que tiene sabor a poco, ahora el asado argentino también va por el camino rápido e intensivo de la producción.

Con todo, los "feedloteros" dicen que el sistema gana cada vez más terreno por la demanda de frigoríficos que buscan tener un stock vivo "gordo" para atender eventuales épocas de falta de ganado; y por la creciente exigencia de supermercados y consumidores en cuanto a la uniformidad de la carne en las góndolas.

También como puntos a favor, desde los feedlots dicen que permite liberar campo para otras actividades con mayor rentabilidad por hectárea, que logra una buena terminación de los animales y que el engrasamiento final a base de granos otorga un mejor rendimiento a la faena.

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