Llega a la Justicia la pelea por los alimentos importados

Pastas italianas, jamones españoles, cervezas alemanas, chocolates suizos y hasta los más clásicos y conocidos bombones brasileños son algunos de los productos que tienen las horas contadas. De prosperar una iniciativa que impulsa el Gobierno, los supermercados ya no podrán vender alimentos importados que tengan un equivalente de fabricación nacional; una idea que levanta polvareda entre empresarios e importadores y que ahora -en medio de una polémica que crece frente a las góndolas del todo el país- amenazan con recurrir a la Justicia por el freno oficial.

Aunque todavía sin una confirmación oficial, la medida fue comunicada por la secretaría de Comercio que conduce Guillermo Moreno a supermercadistas de todo el país y entraría en vigencia el 1º de junio. A partir de esa fecha, los comercios ya no podrán seguir comercializando productos alimenticios que tengan un sustituto nacional. "Palmitos, sí; jamones españoles, no", habría sido la consigna oficial para dejar en claro que la prohibición de ingreso se aplicará sólo a los productos que no tengan un sustituto nacional.

"ANANA, SI; JAMON CRUDO, NO"

"Mientras haya un fabricante nacional, no hay razón para trabajar con un producto importado. El que quiera seguir trayendo palmitos o ananá no va a tener problemas, pero no vamos a permitir que se sigan importando jamón crudo español o chocolates desde Europa", sostuvo Moreno en forma verbal ante distintos interlocutores supermercadistas.

Con todo, empresarios supermercadistas e importadores se reunirán el martes para evaluar el impacto de una medida que -dicen- ya genera "demoras y trabas" en la Aduana, y por eso no descartan recurrir a la Justicia para seguir importando como hasta ahora, según trascendió ayer de fuentes del sector.

Lo cierto es que la medida no sólo preocupa a los importadores de alimentos que terminan en los sectores más exclusivos de los grandes supermercados. Desde diferentes sectores de la industria también salieron al cruce y alertaron sobre eventuales restricciones para importar productos intermedios que se utilizan en la elaboración de otros alimentos.

Los artículos importados representan cerca de un 3 por ciento de los productos en góndolas de los supermercados, aunque su incidencia varía de acuerdo con las cadenas y su ubicación en el país, cuanto más grandes y mas cerca de las grandes ciudades se encuentren, mayor presencia de artículos importados tienen.

Lo que preocupa al Gobierno no son los productos exclusivos sino aquellos envasados que se consiguen también en el país, como pastas, tomates y jamones. En cambio sí se podrían traer desde el exterior otros productos como palmitos, ananá, atún y salsa de soja.

TEMOR POR "REPRESALIAS"

Si bien regiría la prohibición de importar alimentos que se fabrican en el mercado local, Moreno manejaría como referencia el precio de esos productos para contener cualquier especulación de parte de los productores que, ante la ausencia de la amenaza externa, provocaran una estampida en el valor de los artículos de primera necesidad.

Aunque el objetivo que busca el Gobierno -o al menos el argumento que esgrimió Moreno ante supermercadistas- es fortalecer el aparato productivo nacional, empresarios de la alimentación advirtieron que la iniciativa podría dejar a la Argentina en una situación delicada ante el resto de los países, que podrían adoptar represalias comerciales y poner barreras a la entrada de productos locales, algo que sucede con el aceite de soja argentino en China.

ALERTA POR INFLACION

Con todo, la orden impartida por Moreno levantó polvareda entre sectores empresarios que salieron a advertir sobre el impacto inflacionario que tendría esa medida.

Mariano Caucino, titular de la Asociación de Dirigentes de Empresa, advirtió que el proyecto del secretario de Comercio de cerrar las importaciones de alimentos "sólo generará más inflación".

"Una vez más, Moreno recurre a su manual económico medieval y con sus medidas termina protegiendo a los ricos", afirmó. Caucino sostuvo que "reducir la oferta de productos implica menos competencia y menos calidad", y dijo que ello constituye "todo lo contrario a una política auténticamente popular".

Para el titular de ADE, el Gobierno "confunde nacionalismo de medios con nacionalismo de fines", y recomendó "leer a Frondizi, que nos enseñó la diferencia entre la demagogia nacionalista y la verdadera política popular".

"No tiene nada de malo comprar productos importados si estos son mejores y más baratos", afirmó, a la vez que sostuvo "¿si acaso los chinos son poco nacionalistas por comprar soja en el exterior?".

"Los empresarios debemos reconocer que la inflación es el principal problema de los argentinos y la inflación se combate con mas competencia", recordó el presidente de ADE.