"Hay que dejar atrás el país del apriete y la extorsión"

Este verano no habrá vacaciones para Ernesto Sanz. A los 54 años, tras haber sido legislador provincial e intendente de San Rafael, el senador nacional por Mendoza decidió salir a pelear la candidatura presidencial en la interna radical con los dos dirigentes más conocidos de la UCR, Ricardo Alfonsín y Julio Cobos. Apenas sonaron los últimos petardos de despedida del 2010, Sanz dejó la paz de su casa en San Rafael e inició una campaña de instalación de su figura con eje en la provincia de Buenos Aires. Y en esa recorrida lo encontró EL DIA para hablar del proceso electoral que se viene.

El radicalismo ya tenía dos candidatos plantados, conocidos, a los no les iba mal en las encuestas y apareció usted como el tercero en discordia. ¿Qué lo impulsó a participar de esa pulseada?

"No fue una decisión personal que sorprende a todos. En el seno del radicalismo había numerosos dirigentes en todo el país que entendían que la foto cristalizada de dos candidatos no cubría todo el espectro de pensamiento dentro del partido y fuera de él y que era necesario para generar competitividad y ensanchar la base de adhesión hacia afuera. Había que generar esa propuesta, muchos amigos entendían que yo debía encabezarla y en un momento me convencí. Fue a partir de la muerte de Kirchner, porque creo que ahí hubo un reacomodamiento del tablero político y lo antes aparecía como un escenario de tres tercios (Gobierno, nosotros y el peronismo federal) fue mutando y apareció un escenario de dos y nos encaminamos hacia un octubre donde la sociedad va a tener dos modelos. Uno de acumulación de poder político y económico, representado por el Gobierno con rasgos de conservadorismo populista y baja calidad institucional e inserción en el mundo. Y del otro lado, en lugar de un modelo de poder, un modelo de país, que incluya, que contenga, que genere una transformación productiva".

¿Lo sorprendió la reacción de Cobos, diciendo que no va a participar de esta interna?

"No, porque él lo había expresado hace tiempo, pero eso puede ser revisado. La decisión de adelantar fecha de definiciones es una decisión del partido que no tiene nada que ver con mi candidatura y me parece inteligente porque esto del 14 de agosto todavía no tiene certezas y un partido político que pretenda llegar al poder no puede quedar preso de la incertidumbre generada por el Gobierno. En segundo lugar, un candidato presidencial, aquí y en cualquier parte del mundo, necesita cuanto menos 5 ó 6 meses para instalar una agenda nacional e internacional. Una fórmula que aspira a presidir el país tiene que recorrer la nación, que tiene una geografía inmensa, pero además tiene que presentarse al mundo y para eso la fecha de agosto no alcanza. Y hay una tercera razón que es que no estamos solos sino construyendo un espacio de encuentro con otras fuerzas políticas".

Alfonsín ha deslizado algunos reproches, dice que usted no le avisó...

"La verdad es que no tengo ganas de referirme a esas cosas porque creo que son absolutamente menores".

Pero son cosas que dicen los dos dirigentes con los que va a competir...

"Sí, pero la relación con los otros precandidatos y dirigentes del radicalismo es muy madura, responsable y seria. Con nuestras diferencias, criterios y visiones, nos vamos a encolumnar, al minuto de definida la elección interna, al proyecto al que pertenecemos. De eso no le quepan dudas. Todas estas cuestiones de apreciaciones personales me parecen secundarias... Me importa más la contribución que estamos haciendo al fortalecimiento del conjunto".

Los propios radicales dicen a veces que a sus dirigentes les interesa más ganar una interna que una elección general...

"De ninguna manera. Esto ocurre en un partido que ha hecho un culto de su democracia interna, de nuestro apego a resolver nuestras cuestiones democráticamente y no tener el dedo, el caudillismo o el verticalismo autoritario. Hay quienes en otros lugares eligen a dedo y eso me parece malo. Como eso que apareció ahora de contratar una consultora para que le diga al partido quién mide mejor. A mí eso me parece espantoso".

¿No le da susto ir a una interna cerrada contra un Alfonsín?

"No me da susto; soy conciente de la realidad pero quien pretenda ser presidente de la Argentina no tiene que tener ningún miedo. No tengo miedo a gobernar la Argentina ni mucho menos a ir a una interna del radicalismo por más fortaleza que puedan tener mis rivales".

Ud. dijo que la muerte de Kirchner cambió el escenario electoral, de tres a dos sectores con chances. ¿No le asigna competitividad entonces a Mauricio Macri o a un candidato del Peronismo Federal?

"Creo sinceramente que la disputa final va a ser el Gobierno versus una alternativa progresista republicana, de centro con el corazón hacia la izquierda, con sensibilidad social pero con ímpetu de progreso económico e inclusivo y respeto institucional. Y eso lo veo en nosotros. Creo que va a haber polarización".

¿Y a Elisa Carrió dónde la ve?

"La veo defendiendo lo que defendió toda su vida, lo que pasa es que la gente va a optar por aquella propuesta que... La gente que no quiera la continuidad va a optar por quien le asegure mayor competitividad contra el Gobierno. Sin desmedro de nadie, pero con mucha confianza digo que somos nosotros lo que al final del camino vamos a ser el voto útil".

¿Por qué hay que cambiar el Gobierno?

"Porque se cumple un ciclo que no es sólo de ocho años del kirchnerismo. Se cumple un ciclo de 28 años de una democracia pendular que nos ha llevado desde el extremo del mercado-centrismo al extremo de el Estado-centrismo pero que no atina a conformar una democracia en función del ciudadano-centrismo, con el ciudadano como eje de todas las políticas. Pretendo conducir un país donde se resuelvan los problemas pero que además aproveche las oportunidades. Eso es lo que más me duele de la Argentina de estos tiempos. Y por supuesto un gobierno transparente, decente, que no genere permanente sospechas sobre el manejo de los fondos públicos vía subsidios o contrataciones poco transparentes".

¿No teme que en la elección general pese el recuerdo de los dos años de De la Rúa y eso sea un instrumento de campaña?

"Muy probablemente sea una herramienta de campaña. De ahí a que vaya a calar hondo en la sociedad, no lo creo. La sociedad argentina está madura y va a advertir que el radicalismo de hoy, las caras visibles del radicalismo no tienen nada que ver con las de esa época y que nosotros venimos de otro lugar, con gestión y acreditando una recuperación. Hoy el radicalismo gobierna en muchos lugares del país y lo hace exitosamente y tiene alianzas con gente que también gobierna exitosamente como en Santa Fe con el socialismo. No creo que la sociedad pueda ser sometida a una suerte de chantaje de que 'nos votan a nosotros o viene el caos'. Me suena a perverso que desde el gobierno digan que los únicos que pueden manejar a D'Elía y los piqueteros son ellos. La sociedad tiene que decir: somos capaces entre todos, y con un gobierno que tenga la decisión de terminar con esto, dar un salto y dejar atrás la Argentina del apriete, la extorsión, la ocupación permanente... Es un desafío enorme y me gustaría conducirlo".