Desarrollan innovador método para el estudio de matemática

Hace unos años, Ingeniería ostentaba un alto índice de ausentismo a clase y de abandono de las carreras al culminar el primer año, así como un bajísimo nivel de aprobación en las materias de la primera parte del recorrido académico. Preocupados por esa realidad, profesores del departamento de Ciencias Básicas idearon una modificación integral de la metodología de enseñanza-aprendizaje. Los resultados, a la vista: "Al finalizar 1º año un tercio aprobaba algo; un tercio, nada, pero seguía en la facultad, y otro tercio abandonaba. Hoy aprueba el 70%, en tanto que desertan menos de 2 de cada 10 ingresantes", cuentan el profesor titular de Matemática A, Néstor Búcari, y su par de Matemática B, María Cristina Vacchino, integrantes de aquel grupo que generó un cambio pedagógico de 180 grados.

'Los principales déficit tenían que ver con una organización irracional de la carga horaria, la superposición y reiteración de contenidos y una forma anacrónica de dar clases', comentan los profesores

Y en la forma de enseñar, precisamente, estaba la clave, según indican los catedráticos. De ahí que -más allá de aquellos números negativos- su principal preocupación pasaba por el hecho de que los alumnos "no aprendían".

En algún momento visitados por docentes chilenos y posteriormente invitados a exponer la experiencia en el país trasandino, Búcari y Vacchino explicaron -antes de desarrollar los detalles del exitoso cambio- que tras la reforma del plan de estudios (2003) se dicta Matemática A en el 1º semestre de 1º año; Matemática B, en el 2º, y Matemática C en el 1º semestre de 2º año.

VIEJAS FORMAS, MALOS RESULTADOS

"Los principales déficit tenían que ver con una organización irracional de la carga horaria, la superposición y reiteración de contenidos y una forma anacrónica de dictar las materias en aulas anfiteatradas, que era lisa y llanamente expulsiva para los alumnos que recién comenzaban las carreras", comentan los profesores.

Uno de los primeros objetivos que se fijaron fue evitar la superposición de contenidos. Otro, al que definen como "clave", fue distribuir "racionalmente" la carga horaria. "En el primer semestre se cursaban 18 horas semanales de Algebra, Análisis I y Geometría Analítica (hoy condensadas en Matemática A), que se reducían a 6 horas de Análisis II (hoy Matemática B) en el segundo. Un despropósito. Un chico que empezaba una carrera se pasaba mañana, tarde y noche en la facultad y, en muchos casos, viendo contenidos similares", enfatiza Néstor Búcari.

Tras realzar que "ese sistema tenía un gran impacto en la deserción", el docente de Ingeniería y vicedecano de Ciencias Exactas señaló que "aparte implicaba un gran desperdicio de esfuerzo para los alumnos, los docentes y la propia institución, que tenía que garantizar para el primer semestre de 1º año el cuerpo de profesores y las aulas para tres materias con resultados mediocres".

Finalmente, la "anacrónica" metodología. "Si bien desde 1988 todos los cursos eran teórico-prácticos, en la práctica, valga la redundancia, no era así. Primero se daba la teoría y después el práctico, en aulas anfiteatradas con un profesor que sabe y alumnos que no -dice con cierta ironía-, porque en esos ámbitos no existe el trabajo que enseña, el interactivo". ¿Entonces? "El aprendizaje es activo o no es; quien escucha 3 horas a un docente no aprende, se informa. Para adquirir habilidades hay que trabajar. Por ello desarrollamos un método de trabajo para docentes y alumnos", reseñan Búcari y María Vacchino.

"FUE DERRIBAR UNA PARED"

Se plasmó una propuesta "desde los docentes, no desde arriba, y tuvo gran aceptación -dicen los profesores-. Ante todo requeríamos ámbitos para trabajar en forma grupal, es decir, aulas planas, con una biblioteca en cada una de libre acceso durante la clase y con una computadora por mesa".

Matemática A tiene una carga de 12 horas semanales, en 3 clases de 4 cada una, y Matemática B, de 9 horas. Cada clase se dicta en una sola banda horaria.

Cada comisión no supera los 70 estudiantes -se ubican 7 por mesa- y cuenta con un profesor, un jefe de trabajos prácticos, un ayudante diplomado y un ayudante alumno. Es difícil diferenciar quién es quién: los docentes se sientan junto a los alumnos.

"Los contenidos no varían, sino la metodología. Por caso, el razonamiento matemático no se puede dar de golpe y de entrada, eso es una pared, y antes era así. Ahora la formalización es gradual. Se arranca en Matemática A, se profundiza un poco más en la B y se va a fondo en la C", detalla Búcari.

"Antes, la inasistencia era elevadísima. Ahora la facultad está siempre repleta de alumnos, y pese a que no se toma asistencia el grupo permanece todo el semestre", concluye Vacchino.

En YouTube hay un video de 12 minutos -Matemática: otra forma de aprender- sobre el nuevo método de enseñanza.