"Cuando vi a Marisol pensé por qué le sacaban la madre a mis hijas"

El domingo en la morgue Víctor Marcelo Chavarría (45), tomó coraje para entrar a reconocer el cuerpo de su ex mujer. Allí confirmó lo que, en su consideración, fue la peor noticia "de mi vida". Sabía, sin embargo, que lo más complejo estaba por venir; que sus dos hijas no dejarían de preguntarle por su madre. Y así fue y será al menos por un tiempo, hasta que sepan todo. El admitió, en una entrevista con EL DIA, que "todavía no les pude decir la verdad, va a ser de a poco y de acuerdo a lo que me digan las psicólogas".

Valentina tiene 7 años. A Madeleine, la menor que el lunes cumplió 4, su madre Marisol Pereyra (37), una de las víctimas del cuádruple crimen de La Loma, le había preparado la fiesta que no pudo ser.

A pesar de la masacre algunos familiares de la niña fueron llegando el lunes al departamento de Los Hornos. Querían evitar suspender la fiesta que había soñado Marisol y esperaba su hija. En medio del dolor, la nena, alejada del horror de La Loma que estremeció al país, pidió por su torta. Y hacia allí fueron los que ahora la cuidan y la definen como "una dulzura".

"UNA GRAN MADRE Y MUY BUENA PERSONA"

Chavarría se separó de una de las víctimas de La Loma hace dos años y medio, pero guarda el mejor concepto de la madre de sus hijas: "era una muy buena persona, muy dedicada a sus hijas, que cuando estaba bien además era sumamente simpática". También conocía al resto de las víctimas a las que calificó de "grandes personas".

"El asesinato de Marisol -agregó ante la consulta de EL DIA- me cambió la vida en un cien por cien. Lo único que hace todo más fácil es que las nenas disfrutan muchos estar conmigo".

Marcelo trabaja en la construcción, principalmente dedicado a la pintura y la albañilería. En relación a eso contó que "ahora voy a tener que estar más tiempo con mis hijas y también trabajar más". Explicó que por ello trató de gestionar, después de la tragedia, la doble escolaridad para la mayor de sus hijas.

"NO ME PUEDO QUEBRAR"

El ex marido de Marisol contó que "yo no me puedo quebrar porque tengo a mis hijas. Salgo a defenderlas por eso... Ahora sé que tengo que hacer de padre y de madre. Intentar que todo sea lo más fácil posible".

"Es muy triste ver cómo a mis hijas le sacaron la madre -relata Marcelo en el único tramo de la nota que estuvo al borde de las lágrimas-. Yo ahora me quedó solo y mis hijas en algún momento tienen que saber lo que le pasó a su madre, aunque sea sin detalles. Por ahora les dije que tuvo un accidente y que por un tiempo ellas van a estar conmigo. Sigo al pie de la letra lo que me dijeron las psicólogas".

"ESTABA TRABAJANDO"

Chavarría declaró en la causa que el sábado fue a pasear con sus hijas; que estuvo con ellas en el centro platense almorzando y luego se fue a plaza Moreno. Que recién se las llevó a Marisol cerca de las 20:45 y que la mujer llegó su casa en un remise, con su madre, cuando él ya esperaba en la puerta.

Marisol le había pedido que se quedara con las niñas, pero él tenía que trabajar, ayudando a su actual pareja, "Mili", con una cena que la joven había organizado en su casa de fiestas infantiles.

Estaba previsto que la fiesta terminara a la medianoche, pero los que habían alquilado pidieron quedarse una hora más. Entonces concluyó recién a la 1, explicó Marcelo en la causa.

Chavarría señaló que allí ayudó en la cocina, donde estaba su pareja y la mejor amiga de ésta, que declararon en la causa y certificaron que los tres estuvieron en la casita de fiestas -sin moverse de allí-, hasta pasadas las 2 de la mañana, cuando terminaron de limpiar y ordenar el lugar.

Luego los tres se retiraron en la moto de Chavarría hacia la zona de Los Hornos, donde primero llevaron a la amiga para irse a dormir juntos.

EL DIA DEL HORROR

Al otro día el hombre, al que la defensa de Martínez puso en la mira por una causa de amenazas iniciada por su ex, comenzó a llamarla a las 9 de la mañana. "Podía estar enojada pero no me dejaba de atender nunca. Eso me llamó la atención", manifestó ayer Chavarría.

"Tenía que ir a buscar a mi hija de 7 años para llevarla a un cumpleaños y cuando me la entregó la madre de Marisol, que se había quedado con ellas, yo me imaginaba que algo malo había pasado".

Chavarría empezó a asociar los mensajes y llamados incontestados con el frente de la casa de Susana que mostraban a esa altura todos los canales de televisión. En rigor transmitían con asombro el cuádruple crimen que conmocionaba a todo un país.

"Me fui a la casa de La Loma y pregunté si estaba Marisol entre las víctimas. Me consultaron si me animaba a reconocerla en la morgue, y acepté. Hice fuerza para que no sea pero cuando me la mostraron lo único que recuerdo es que grité por Dios, porqué a mis hijas. La verdad es que esto no se lo deseo a nadie". La imagen de la masacre aún es una pesadilla para Marcelo, que ahora lucha para mitigar el dolor de sus hijas.