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Espectáculos |EL PRIMER CONCIERTO EN RIVER

El show de Roger Waters deslumbró por su despliegue y tecnología

En un espectáculo deslumbrante, el músico británico cautivó a una multitud que disfrutó durante casi dos horas y media de un concierto impecable

El show de Roger Waters deslumbró por su despliegue y tecnología

Roger Waters frente a la emblemática iconografía de “The Wall”, un clásico de Pink Floyd, cuya versión cinematográfica estuvo a cargo de Alan Parker

9 de Marzo de 2012 | 00:00


Un avión que ingresa al estadio para estrellarse contra un gigantesco muro y prenderse fuego; una marioneta inmensa sobrevolando el campo de juego con forma de cerdo; fuegos artificiales; rayos láser; un impecable efecto de sonido cuadrafónico; proyecciones de video en 3D a gran escala sobre el mismo muro y, por supuesto, la música envolvente de uno de los álbumes más importantes de la cultura del rock de todos los tiempos. Todo eso y mucho más fue lo que el músico británico Roger Waters llevó a la cancha de River en su tercera visita al país para presentar "The Wall Live", en el que fue el primero de los nueve conciertos programados.

Está claro que quienes llenaron en la noche del miércoles el Monumental de Núñez no fueron solamente a ver a un grupo de muy buenos músicos, con ejecución impecable y un sonido perfecto. Fueron a ver un espectáculo conceptual con una puesta en escena imponente, con un claro mensaje antibélico en las melodías bellas y circulares que habitan en el universo de "The Wall", el mítico álbum que los seguidores de Waters y de la emblemática "Pink Floyd" presentes en River conocían ya de memoria.

Clic para  ampliarFueron casi dos horas y media de show y 28 canciones que Waters supo interpretar apelando a diferentes recursos que le permitieron hacer gala de su gran histrionismo. Vestido de negro, con una amplia sonrisa y un estado físico impecable para sus 68 años, el compositor inglés impuso el silencio en el estadio no sólo a partir de un deslumbrante despliegue escenográfico sino también y particularmente a partir de su magnetismo y su voz profunda.

Sobre el campo de juego y en las tribunas, se deleitó un público heterogéneo compuesto por padres e hijos, parejas, grupos de amigos y familias de todas las edades que se acercaron al porteño estadio de Núñez para asistir a un concierto histórico que ya fue aclamado por una multitud en el mundo y que recrea el discurso estético del álbum editado en 1979 que fuera hecho película tres años después bajo la dirección de Alan Parker.

Todos ellos quedaron maravillados por ese muro de 76 metros de largo por 23 de alto detrás del cual sonaban los instrumentos interpretados por ocho músicos impecables a quienes acompañaron cuatro coristas. Entre ellos estaba el guitarrista y vocalista Dave Kilminster, encargado de la difícil misión de hacer las veces de David Gilmour, el dueño de los increíbles solos de guitarra de Pink Floyd. No lo hizo mal, desde ya, pero en más de uno quedó la convicción de un Gilmour irreemplazable.

UN SHOW ALUCINANTE

Clic para  ampliarAdemás de las sugestivas imágenes plasmadas en el inmenso y simbólico muro que hacia el final de la noche terminó derrumbándose en el mismo escenario tras un golpe de puño aplicado por el propio Waters, sonaron sentidas versiones de temas como "Mother"; "Goodbye blue sky"; "Hey You"; "Is There Anybody Out There" y "Nobody Home", entre otras piezas históricas.

Fue, en definitiva, un show alucinante, de esos que devuelven centavo por centavo el costo de cada localidad. En su muy dificultoso castellano, Roger Waters balbuceó "buenas noches Buenos Aires, gracias por darme la bienvenida". En la inmensa mayoría de los presentes, quedó el agradecimiento recíproco por haber presenciado un espectáculo sencillamente impresionante.

EL MURO

De 76 metros de largo por 23 de alto, el muro es el corazón de la performance, el que según la ocasión funciona como pantalla gigante, el que simplemente como una pared que oprime y que impide ver a la banda, y el mismo que permite transmitir el mensaje de esta ópera de rock sinfónico y del disco más vendido de los setenta.

IMPACTANTE

Clic para  ampliarEsta es la tercera visita del músico británico a la Argentina. En su primera noche cautivó a casi 50.000 personas que presenciaron una espectacular puesta dominada por su impronta teatral. Un avión de la segunda guerra sobrevolando el estadio de River, uno de los momentos de alto impacto del show.

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