Cierre de bares en el Centro: otro rubro que suma persianas bajas

Dos locales gastronómicos céntricos pusieron a la venta todo su equipamiento por cierre. La coyuntura económica no viene acompañando el desarrollo de los emprendimientos, señalaron los propietarios de ambos bares, y no hubo otra alternativa más que ponerle fin al negocio. Se suman así este par a otros comercios de la Ciudad que no resisten la recesión económica y dan por concluido el ciclo.

Alquileres, facturas de luz, tasas e impuestos, y costos laborales, más el agregado del descenso en la demanda y las escasas ventas, armaron un combo “imbatible” para algunos pequeños y medianos comercios. Y no escapa de la posibilidad de cerrar ningún rubro, pues, por caso, hace unos días anunció el cese definitivo de la actividad una reconocida librería de calle 12.

A pocas cuadras uno de otro, el último viernes se registraba una intensa actividad de compra- venta tanto en la cervecería de 12 y 57 (Monkey) como en el bar de diagonal 74 entre 49 y 50 (The container). El escenario de la esquina mostraba un desfile incesante de personas interesadas en llevarse a un precio más conveniente que los nuevos artículos de segunda mano. En tanto, el local de la diagonal, con las persianas ya totalmente cerradas, hacía pasar por turnos a emprendedores gastronómicos que buscaban agrandar su mobiliario, representantes de negocios de compra-venta on line que se surten de esa clase de propuestas y vecinos necesitados de equipar sus hogares.

Kevin Orella es uno de los cuatro socios que tres años atrás compraron el fondo de comercio de la cervecería de 12 y 47. Los jóvenes resolvieron, después de pensarlo largos meses, dar por concluida su etapa en ese local. “La decisión de cerrar se debe a varios factores. Se juntaron un contexto económico que viene de arrastre y cuestiones personales nuestras. Hay que estar muy encima del negocio para poder sostenerlo, porque, por ejemplo, estábamos pagando todas las obligaciones tributarias pero ya íbamos a empezar a endeudarnos”, explicó el comerciante.

Según comentó Orella, el primer intento fue vender el fondo de comercio. “Hace cinco meses que estamos dándole vuelta a eso; no lo conseguimos y por eso decidimos poner todo el equipamiento a la venta”, añadió.

En ese local se liquida todo lo que ocupaba las dos plantas de la propiedad. ¿Qué y a cuánto se venden elementos de vajilla, artículos específicos de la gastronomía, muebles y equipos de refrigeración? Por ejemplo, sillas “tolix”, 30.000 pesos; mesas de hierro y madera, entre 40.000 a 120.000 pesos; banquetas de barra, 25.000 pesos; equipos de sonido, entre 500.000 y 1.500.000 pesos; freezer, 400.000 pesos; heladeras verticales, 300.000 pesos; freidora, 500.000 pesos; y plancha, 330.000 pesos.

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El stock de bebidas que quedaba sin abrir, que también se puso en venta, “voló” de los estantes porque, indicó Orella, “se la llevaron otros propietarios de bares”.

Uno de principales obstáculos para mantener el negocio a flote es el costo que se lleva el alquiler del local. Fue esa la causa determinante para el cierre del bar de diagonal 74, inaugurado hace seis meses por un par de hermanos que apostaron al negocio de las salidas del público más joven. De seguir con la propuesta comercial, por mayo debían pagar de renta unos 2.000.000 de pesos.

“Hay que estar muy encima del negocio para poder sostenerlo”, dijo uno de los comerciantes

“La gente no tiene plata; se nota mucho la caída del consumo. Hasta hace poco esto se llenaba. Ahora apenas toma una cerveza cada cliente”, dijo uno de los dueños al tiempo que remarcó: “es terrible el tema del alquiler; con las inmobiliarias no se puede, porque no quieren negociar nada”.

En ese caso, la venta del equipamiento fue organizada por “Qué tiempos aquellos”, que se dedica a vaciar casas de personas que ya no viven en ellas y, en los últimos meses y cada vez con mayor frecuencia, ayudan a despejar los locales de comercios que optaron por cerrar.

La oferta de copas, platos (por unidad y por lote), bebidas alcohólicas, sillas, mesas, lámparas, plantas de interior, y tantas otras cosas que componen un ambiente de bar despertó el interés, como se dijo, de unas 50 personas, entre emprendedores de compra-venta on line, socios de bares y restaurantes, y parejas que buscaban equipar parte de su casa.

El problema de alquilar

Hay todo un sector del comercio platense preocupado por los aumentos en los costos operativos. Tal es el caso de la Asociación Amigos de Calle 12, la cual, días atrás, se refirió a un “panorama económico desafiante” e hizo hincapié, puntualmente, en los ajustes por la renovación de los contratos de locación, el aumento en las tarifas de los servicios, los acuerdos salariales por paritarias”.

En ese marco se indicó que los pequeños y medianos comerciantes son los más preocupados cuando deben renovar contratos y afrontar los nuevos valores de los alquileres porque se enfrentan a valores que resultan más abultados de lo que pueden pagar.

“La pérdida del poder adquisitivo está entre el 40 y 50 por ciento”, informan en la Cámara de Comercio

Por su parte, Diego Piancazzo, gerente de la Cámara de Industria y Comercio de La Plata, planteó la paradoja que significa el alto nivel de rotación de locales. “Sabemos que hay negocios que están cerrando, pero vemos una particularidad en La Plata y es que no hay casi disponibilidad para alquilar. Eso no quiere decir que les vaya bien; pero por ahí cierra un comercio y enseguida abre otro”.

En el mercado inmobiliario ese fenómeno se denomina rotación, pero la incógnita que se abre es cuánto tiempo más habrá de rotación de alquileres, de nuevas propuestas, con la pronunciada baja en el consumo en casi todos los rubros.

Precisamente, en relación a la actualidad económica y su impacto en la actividad comercial, Piancazzo sostuvo que la pérdida de poder adquisitivo se ubica entre un 40 y un 45 por ciento, y que en ese contexto “la gente ha dejado de consumir o consume sólo lo indispensable, y así los comercios no se pueden sostener”.

Entre los comerciantes el estado es de alerta y buscan potenciar la precisión en cada gasto operativo de los comercios, a la espera de un repunte en el consumo.