Ya hay 30 causas judiciales que investigan la mafia barrabrava

En total son treinta causas.

Todas tienen el mismo hilo conductor pero se investigan por separado. Todas están en una sola fiscalía. Todas, aunque los escenarios cambien, buscan despejar la trama de crímenes, negocios y peleas que desde hace tiempo tiñe de sangre a la hinchada de Estudiantes.

Se trata de una madeja compleja en la que se mezclan grupos, negocios y hechos diferentes: Los Leales. Los de Siempre. Los que responden al Gato Sosío. El asesinato de un policía en la estación de trenes. La aparición de un nuevo grupo identificado como Malvinas Argentinas. El manejo del estacionamiento y los puestos de comida. La venta de ropa oficial del club. Las entradas. La puja interminable por el poder. La venta de droga. Los presuntos vínculos con policías, políticos y dirigentes. Por encima de todo, flota siempre la misma pregunta: ¿quién protege a los violentos?

Para Mónica Nizzardo, que escucha la pregunta y dirige desde hace años la ONG Salvemos al Fútbol, "sin el apoyo de las fuerzas de seguridad los violentos no podrían hacer lo que hacen. Sabemos de la interna que hay en la barra de Estudiantes. Y no nos llama la atención, porque lo que se disputan estos grupos es un negocio millonario. Con el estacionamiento, la reventa de entradas y el `peaje' que reciben de muchos puesteros, sabemos que las primeras líneas de esa barra brava manejan cerca de medio millón de pesos al mes".

El dinero del estacionamiento, se sabe, surge de los 30 pesos promedio que los cuidacoches le sacan a cada auto por la simple razón de "permitirle" estacionar en un lugar público. En algunas cuadras de los alrededores del Estadio Ciudad de La Plata, incluso, el cobro llega hasta los 40 pesos. Muchos de los que realizan esta tarea -según la descripción de Nizzardo- integran la tercera línea de la barra albirroja, y por hacerlo reciben un sueldo fijo que no superaría los 2 mil pesos.

OTROS NEGOCIOS

Claro que el del estacionamiento es apenas la punta de un iceberg de un negocio que abarcaría varias actividades más. Una de ellas es la que por estas horas está investigando la Justicia local y que se centra en el manejo de la indumentaria oficial del club por parte de algunos barras. "Se trata de la ropa original -precisó una calificada fuente judicial-. Pudimos comprobar que esta gente no sólo la vende en un circuito cerrado, sino que logran meterla en el mercado y ser ellos los supervisores de todas las ganancias. Lo que estamos investigando ahora es cómo consiguen esa indumentaria. En los últimos días, por ejemplo, cuando Estudiantes cambió de ropa deportiva, el remanente de prendas de la marca anterior fue a parar a los barras para que ellos la manejen y hagan su negocio. ¿Quién se las dio? Bueno, eso es lo que buscamos saber..."

Otra actividad delicitiva que, según las presunciones judiciales, formaría parte del negocio barrabrava -ya no sólo en Estudiantes sino también en otros clubes como Gimnasia- está relacionada con la compra de los llamados cheques voladores. "Compran estos cheques a un prestamista -precisó la fuente tribunalicia- y se los cobran a la gente en un 10% más. Muchos barras actúan como prestamistas, y lo vienen haciendo desde hace tiempo con total impunidad. El estacionamiento es una mínima porción de lo que representa liderar una barra. Hay negocios mucho más redituables, como la venta de ropa, de cheques o de droga", afirmó el funcionario judicial que prefirió reservar su identidad.

Lo que cuentan en la Justicia no parece exagerado si se observa el estándar de vida y el accionar de muchos personajes relacionados al mundo barrabrava. Se movilizan en autos caros (Fabián Gianotta, ex policía bonaerense y ex líder de la barra albirroja actualmente condenado por el crimen de un joven en Berisso, por caso, circulaba hasta antes de su detención en un lujoso Audi, según consta en la causa), manejan armas, regentean boliches bailables, entran y salen de la cárcel y hasta se unen en "causas gremiales", como fue el caso del Hache Alonso, de la barra albirroja, con el Volador Camilleri, de Gimnasia, cuando se los vio juntos y abrazados en una marcha de taxistas.

"PAGAN CON DROGA"

"Las primeras líneas a veces pagan con droga -dice Nizzardo-. Es una estructura vertical comandada por las dos primeras líneas, las cuales usan a una tercera como fuerza de choque y mano de obra para recaudar". Quien más recauda, se apunta, generalmente puede ascender en esa estructura vertical. Lo que dice Nizzardo fue denunciado en su momento por la ONG que preside. Incluso fueron ellos los primeros que denunciaron ante la Justicia una supuesta relación entre los negocios de la barra albirroja y el actual titular del CoProSeDe, el comisario Rubén Pérez. "Sabemos que el arreglo que los violentos de Estudiantes realizaron con muchos puesteros, lo hicieron a la vista del CoProSeDe. Es la metodología que utilizan: reconocer a una facción `oficial' de la hinchada y permitirle que haga su negocio", acusa Nizzardo.

Esta denuncia también fue avalada en la Legislatura bonaerense por el senador Daniel Expósito, uno de los que pidió la disolución del CoProSeDe cuando un grupo liderado por Giannotta golpeó e hirió de bala en plena tribuna sur del Estadio Unico a Sergio "El Uruguayo" Chans, durante el partido que el 25 de junio de 2009 disputaban Estudiantes y Nacional. Por ese hecho, en su momento, fue procesado Pérez y quedó detenido Osvaldo Domínguez, un empleado de ese organismo al que se le imputó haber dejado aquel día la zona liberada para que actuaran los violentos.

LOS VINCULOS OSCUROS

La supuesta relación entre los barras y las fuerzas de seguridad no es una historia nueva, sino un relato que lleva años y suma episodios dignos de recordar. Uno de ellos, por caso, ocurrió en abril de 2006, cuando se produjo un episodio durante un partido de Estudiantes con Gimnasia de Jujuy (en cancha de Quilmes) que mostró con nitidez la aparente combinación entre barrabravas y el CoProSeDe, dirigido en aquel momento por Mario Gallina. En aquel hecho se vio -y quedó documentado- que dos conocidos barrabravas de Estudiantes -a quien el entonces comisario Rubén Pérez definió en un informe oficial como "simpatizantes caracterizados"- actuaban coordinadamente con un policía para retirar banderas que contenían insultos al titular del CoProSeDe y al ex intendente Alak. Concretamente, se registró en fotos y videos que un uniformado retiró las banderas y se las entregó a esos miembros de la hinchada para que las "guardaran". Aquella tarde, incluso, el CoProSeDe intentó responsabilizar a Estudiantes, algo que finalmente no ocurrió por la intervención de un juez de Quilmes. Los "simpatizantes caracterizados" de aquel hecho fueron identificados por ese magistrado como Francisco De la Canal, alias el Charo, y Rubén Montero, alias El Morsa (dos "célebres" jefes de la barra brava albirroja).

"El CoProSeDe debería ser referente en la lucha contra los barras pero sin embargo se ha transformado en cómplice de los violentos -dice Nizzardo-. Desde hace años los jefes de los operativos se reúnen en la semana con los líderes de las barras bravas para ponerse de acuerdo. Y son las propias fuerzas de seguridad, muchas veces, quienes alientan la división entre los barras".

UNA INTERNA SANGRIENTA

La división en la hinchada de Estudiantes tiene varios antecedentes de episodios violentos. La interna estalló en toda su furia ya en el año 2000, cuando Marcelo El Morsa Montero -hasta ese entonces líder de la barra de Estudiantes- cayó preso por el robo de una joyería y el reinado de la tribuna comenzó a disputarse entre sus seguidores y los de Omar El Hache Alonso, ex jefe de la barra y preso en aquellos días por el homicidio de un taxista. Hubo enfrentamientos feroces durante años y la guerra interna se cobró sus víctimas: en 2006 fue asesinado Francisco El Charo De la Canal y a los pocos meses fue herido de un cuchillazo en cancha de Quilmes Iván Tobar, uno de los hinchas más reconocidos del extinguido La Plata Fútbol Club, aquel equipo creado con supuesto apoyo oficial durante la gestión municipal de Julio Alak y que, se asegura, era alentado en las tribunas por barras de Estudiantes y de Gimnasia.

En aquellos tiempos el manejo del estacionamiento en el Estadio Unico estaba en manos de un sector de la barra de Gimnasia comandado por Los Papupas (algo que se repitió durante el partido que Argentina y Bolivia jugaron el año pasado por la Copa América, cuando unos setenta "trapitos" de la hinchada de Gimnasia fueron detenidos). Eso fue hasta que el equipo albirrojo pasó a jugar en el estadio platense y, con El Morsa otra vez detenido tras atrincherarse en un edificio de 8 y 39, la popular de Estudiantes quedó al mando de Giannotta. Con Giannotta en la cárcel, finalmente, la interna en la barra pasó a estar protagonizada por dos grupos bien definidos: los comandados por El Hache Alonso y los que responden a Adrián El Gato Sosío, llamados Los Leales.

"Ya no hay dos o tres facciones, sino algunas más", reveló en los últimos días el fiscal Fernando Cartasegna, a cargo de todas las causas que investigan el tema. Según el funcionario judicial, los distintos grupos "funcionan como una asociación en donde la violencia es la base del poder. ¿Cuántos grupos hay y cuál es el que tiene más poder? Es difícil saber. Algunas actividades se direccionan a Los Leales, otras a Los de Siempre y otras a la Banda del León. Incluso en los últimos días apareció una que se identifica como Malvinas Argentinas", explicó.

Lo que cuenta Cartasegna entra en sintonía con el diagnóstico que traza Nizzardo: "La violencia en el fútbol cambió -analiza-. Ya casi no hay peleas entre hinchadas. Ahora las muertes son por enfrentamientos internos de las propias barras. Y la razón es la disputa por el manejo del dinero. Sabemos que desde la dirigencia hay intenciones de terminar con los violentos y en alejarlos del club, pero es muy difícil si no encuentran apoyo ni desde la AFA ni desde el Estado".

Las preguntas en este tema generan otras tantas y todo parece caer en un barril sin fondo al que algunos prefieren no asomarse. Pero lo que se ve causa asombro.