¿Una secta? Dos madres apuntan a esa hipótesis

Se encontraron en la puerta de la fiscalía de Bahía Blanca y si bien están posicionadas en veredas diferentes, “las une el espanto”, confió una fuente del caso a la prensa.

Se trata de Mónica S. y Olga Schulmaster, madres de la víctima y la acusada, respectivamente, quienes coincidieron en que sus hijas son protagonistas de una misma pesadilla y víctimas de un mismo hombre: Jesús Olivera, el pastor, el máximo referente del Centro Cristiano “Amar es Combatir”, desde donde, se presume, “captaba gente con fines que ahora se investigan”, aclaró el vocero consultado, sin descartar el plano económico, que redundaba en un vaciamiento de recursos para aquellos que accedían a formar parte de la organización o terminaban, sin darse cuenta, dentro de ella .

“Esto lo venía diciendo hace mucho. Lo venía previendo. Puedo dar gracias a Dios que mi hija está viva. Lo que soportó durante tres meses de cautiverio sometida a torturas y violaciones es muy fuerte. Espero que la justicia actúe rápidamente. Ese Olivera es un chanta”, aseguró Mónica, quien no conoce a la periodista Estefanía Heit, pese a que ella había dicho que eran “amigas” y que hasta vivieron juntas.

Una situación diferente se da con Olivera, a quien sí la madre de la víctima aseguró conocer “cuando vino a Río Negro. Es un manipulador, por eso yo me corrí de él. Sospeché que manipulaba gente. Será la justicia la que tendrá que decir que hacían con la gente. Mi hija es una víctima más”.

Del otro lado, pero con el mismo dolor a cuestas, la madre de la periodista también piensa que su hija es una víctima.

En este caso, justamente de su pareja, que incluso provocó un distanciamiento con la familia, que ya lleva tres “interminables” años.

“El la absorbió tanto que nadie entraba ni salía de la casa. Mi hija dejó todo, a sus amigas, su entorno. Cambió su forma de ser, yo se lo advertí, tuvimos una pelea y ella me denunció, porque decía que la perseguía. Nosotros le dijimos a la policía que lo investigaran a Olivera”, subrayó.

“No puedo creer lo que le pasa a mi hija, no la creo capaz de vejaciones a la mujer. Ella que se preocupaba siempre por ayudar a la gente”, reflexionó con lágrimas en sus ojos.

Olga aseguró que no conoce a la familia de Sonia. Sin embargo, conmovida, reconoció que “me gustaría al menos hablar con la mamá y pedirle perdón”.

Al igual que Olga, Luis Graff, su pareja, aseveró que “fue él (por Olivera) que se mandó toda esta macana”. Y agregó: “Estefanía no tiene nada que ver. El le lavó la cabeza”.

“Olivera no trabajó nunca y vivía de ella, pero Estefanía se puso en mi contra cuando lo quise echar. Es un delincuente, un sinvergüenza, decía que era pastor, ¡qué va a ser...!”, concluyó.