El hermano de Benedicto conocía el secreto

BENEDICTO XVI CON SU HERMANO GEORG RATZINGER, EN LA RESIDENCIA PAPAL DE VERANO EN BRESSANONE, EN 2008

BERLIN.- El hermano del Papa, Georg Ratzinger, declaró ayer que sabía “desde hacía algunos meses” que Benedicto XVI se planteaba renunciar a su cargo, a causa de su avanzada edad.

“Sé desde hace algunos meses que se planteaba” la renuncia, dijo el hermano del Papa contactado por teléfono en su domicilio de Ratisbona, en el sur de Alemania. “Se quedará en Roma”, añadió.

Georg Ratzinger, de 89 años, sacerdote y antiguo director de los cantores de la catedral de Ratisbona, destacó que su hermano tomó la decisión porque “sentía el peso de la edad”. “Conoce las exigencias de su función”, agregó.

“Encuentro que esta decisión es justa”, indicó Georg, que considera “globalmente positivo” que el Papa deje paso a alguien más joven.

Afirmando que ya no tiene “fuerzas” para dirigir la Iglesia católica a causa de su “avanzada edad”, Benedicto XVI, de 85 años, anunció su dimisión que se hará efectiva el 28 de febrero, toda una novedad en la historia de la Iglesia moderna. Su sucesor será elegido “para Pascua”, según el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi.

Cabe señalar que en 2005, a los 78 años, Benedicto era ya el Pontífice de mayor edad elegido en casi tres siglos. En fechas recientes, el cansancio lo llevó a reducir sus viajes al extranjero y a limitar las audiencias. Actualmente, el Papa se traslada al altar en la Basílica de San Pedro en una plataforma móvil para ahorrarle los 100 metros de camino. Ocasionalmente usa un bastón. A fines del año pasado varias personas que visitaron al Pontífice dijeron que lo encontraron débil y demasiado cansado para participar en la conversación.

El Vaticano hizo hincapié ayer en que ninguna enfermedad específica llevó a que Benedicto tomara la decisión de renunciar, convirtiéndose así en el primer obispo de Roma que renuncia en 600 años, Sin embargo, Benedicto dice que su avanzada edad significa que ya no tiene la fortaleza mental y física necesarias para liderar a los más de 1.000 millones de católicos del mundo.

El cansancio del Papa representaría un diagnóstico absolutamente normal para un Pontífice de 85 años, incluso para alguien de esa edad que no tenga ningún problema de salud conocido y mantenga la mente ágil. El Papa ha reconocido que sufrió una embolia hemorrágica en 1991 que le afectó temporalmente la vista, pero luego se recuperó completamente. En 2009 el Papa sufrió una caída y lesiones leves, incluida la fractura de una muñeca, mientras descansaba en los Alpes.