Buscan quórum sea como sea

A última hora de anoche, una reunión de urgencia dio cuenta de las dificultades que tenía el kirchnerismo para juntar el quórum y aprobar el memorando con Irán. A puertas cerradas se vieron las caras el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y el jefe del bloque oficialista, Agustín Rossi.

Se sabe que Domínguez y Rossi se reúnen sólo cuando es estrictamente necesario, porque no tienen una buena relación. “Se juntan muy pocas veces”, deslizó una fuente legislativa a EL DIA luego del plenario de comisiones en el que se debatió el acuerdo firmado con el régimen de Teherán por la causa AMIA.

No obstante las dificultades, el Frente para la Victoria decidió forzar la aprobación del memorando. Para ello tiene que reunir hoy al menos 129 diputados en el recinto, en un escenario en el que varios legisladores propios -como Facundo Moyano, Jorge Yoma y Omar Plaini- anunciaron su rechazo y otros podrían ausentarse para “no quedar pegados” con un tema impopular.

LOS CONVOCADOS

Por eso Rossi ya mandó a buscar a la tucumana Beatriz Mirkin, a quien la Casa Rosada hizo renunciar como ministra de Desarrollo Social del gobernador José Alperovich; y al jefe de Gabinete de Chubut, Carlos Eliceche. Ambos diputados tenían uso de licencia pero se los verá sentados hoy en sus bancas para votar el memorando con Irán.

Rossi justifica su estrategia de “repatriar” diputados en el hecho de que la oposición confirmó que no dará quórum. Y en que, además, trabaja junto a las entidades judías AMIA y DAIA para convencer a algunos de sus aliados de que no se presenten en el recinto. “Son recursos válidos frente a esa situación”, dijo el jefe del bloque del FpV.

“Van a forzar la votación así tengan que hacer renunciar a (Martín) Sabbatella al AFCA y traerlo de vuelta a Diputados”, comentó por lo bajo un legislador de la oposición, que ratificó la idea de no dar quórum. Lo mismo hicieron

Francisco de Narváez (Unión Celeste y Blanco) y Patricia Bullrich (Unión por Todos), quienes reclamaron al oficialismo “no actuar por obediencia debida”.

De Narváez sostuvo que “al cristinismo lo mueve más el bolsillo que los sentimientos y las emociones. Creo que acá hay negocios. Yo veo una cosa simple: a la Argentina le hace falta petróleo y gas, a Irán le sobra; a nosotros nos sobran alimentos y a ellos les faltan”.

Por su parte, Bullrich pidió a los diputados kirchneristas y a sus aliados que “comprendan que este memorándum con Irán retrocede la causa respecto a la verdad y la justicia en la AMIA a una situación casi de oscurantismo”.

La acusación de que el memorando con Irán puede significar un “punto final” para la causa AMIA, esgrimida tanto por diputados de la oposición como por familiares de las víctimas del ataque terrorista de 1994, fue la que más penetró en la tropa kirchnerista, que reaccionó con enojo al igual que el canciller Héctor Timerman.

“Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández pusieron la causa AMIA a la misma altura del tema Malvinas en todos los foros internacionales. No nos pueden acusar de traidores a la Patria”, bramó el santafesino Rossi en el cierre del plenario. Después se encerró a “contar los porotos” con Domínguez. Ambos sabían que tendrían una noche muy larga.